(Ríchard Izarra, Miami). ¿Qué tal si un productor norteamericano o europeo, con un presupuesto de US$14 millones para la realización de su largometraje, se va al Brasil, por ejemplo, y compra con esa cifra 10 millones en bonos de la deuda externa de ese país, con un considerable descuento, que a convertirlos en cruzados,- la moneda local, le darían un valor comparable de uno US$14 millones a US$16 millones? ¿Qué tal, si además de maximizar así el valor de su capital, consigue unas locaciones excelentes, un apoyo gubernamental incondicional y un personal técnico de primera que la produzca su film? Podría suceder lo que muy pocas veces ha pasado: concluir totalmente la película y aún disponer en efectivo del 40% del presupuesto planificado.Y qué tal estaría, por ejemplo, si una compañía internacional, operando en Argentina, Venezuela o Brasil, le ofrece a un productor costearle todos los gastos de producción que va a tener en uno de esos países, para realizar su película, a cambio que una vez postproducida y distribuida se le deposite lo gastado, con un descuento a convenir, en un banco de Miami?John Peverall, productor galardonado por la Academia, por su film Deer Hunter, conocida en algunos países latinos con el nombre de El Francotirador protagonizado por Robert De Niro y Meryl Streep, está a la caza de una de estas fórmulas que ya han sido utilizadas por otros productores para filmar sus películas a un menor costo, como por ejemplo el film Moon Over Parador, filmado en Río de Janeiro y protagonizado por Richard Dreyfuss, o White Orchid, con Mikey Rourke y producida por Mark Damon, rodada entre mayo y agosto también en el Brasil. Peverall es uno de los tantos productores que asistirán a la Conferencia Interamericana del Mercado de la Coproducción que se realizará en Miami, en el hotel Venetia-Marriott en Biscayne Bay, durante los días 12, 13 y 14 de octubre donde se discutirán la validad de estas nuevas fórmulas de financiamento. También se nombran entre los posibles asistentes al presidente de Paramount Pictures y al director de Cine-Citta.No es un récipe sencillo, por supuesto, usar la deuda de los países latinoamericanos para producir entretenimiento. La terminología de convergencia de la deuda externa ó el de fondos bloqueados, demandan ya por sí solos, una explicación compleja.Lo que sí es cierto es que existen miles de millones de dólares, en monedas locales de países latinos con exuberantes locaciones y una infraestructura desarrollada para la producción de películas, pero que su moneda no puede ser convertido fácilmente en divisas y menos sacada de su frontera. También es cierto que existen muchos bancos norteamericanos y europeos deseosos de recuperar cuanto antes su dinero prestado. Igualmente, hay un montón de productores buscando nuevas fórmulas para abaratar los costos de sus filmes. Y quizás, lo más importante, es que existen varias personas, apoyadas por serios organismos, que desde hace más de un año andan investigando en esta dirección y construyendo los bases para que todos los involucrados en este negocio se reúnan para clarificar las posibilidades de la coproducción de películas o series de TV utilizando esta fórmula que genera beneficios para todos. Los países sacarían bastante provecho: reducirían su deuda, desarrollarían una industria y generarían nuevas fuentes de trabajo. Los bancos recuperarían parte de su dinero, mientras que algunas compañías podrían sacar indirectamente divisas del país a través de una película que se va a distribuir en el mercado internacional. Los cineastas por su parte, producirían a menor costo. Y la Oficina de Cine, Video y Grabación de la ciudad de Miami, coordinada por Nora Swan, que en cierta forma es la que ha motorizado toda esta maquinaria, estaría cumpliendo con uno de sus objetivos: convertir a Florida y especialmente a Miami, es un nuevo Hollywood, además de la capital de la producción del entretenimiento latinoamericano.Brasil, Argentina, México, Venezuela, Perú y Colombia, podrían ser algunos de los países beneficiados de llegarse a acuerdos durante esta conferencia. Roberto Farías, Director de Concine, la oficina gubernamental de cine del Brasil, ha asegurado en repetidas oportunidades que Brasil mantendrá a un mínimo los requerimientos burocráticos y hará todo lo que esté a su alcance para lograr que productores extranjeros consideren a Brasil como una base potencial para la producción.Se espera que asistan productores, banqueros, representantes gubernamentales periodistas y demás personalidades, de diferentes países como México, Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile, Perú, Canadá, España, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Checoslovaquia, Yugoslavia, Israel, Australia, Nueva Zelandia, Japón, Corea del Sur, Taiwán e India.