Desde su apertura en el mes de marzo en la Zona T de Bogotá, el restaurante Frites Artois, primero en el mundo de la marca Stella Artois, se ha convertido en una vitrina de luz para la ciudad. Su arquitectura y diseño, inspirados en la naturaleza y el art nouveau con materiales que logran generar una conexión entre lo rural y lo urbano, les entrega a los comensales espacios con diferentes estilos para disfrutar de la gastronomía de una manera diferente.
El lugar reúne características propias de una Stella Artois, pues combina detalles como las luces bajas, diferentes materiales y plantas naturales que representan el verdadero estilo europeo. Una experiencia que pudo cobrar vida con el diseño e infraestructura que lograron reunir el equipo de Manuel Villa y Colette Studio.
“Frites Artois es un proyecto que ofrece dinamismo para ser disfrutado a cualquier hora del día. El lugar permite explorar diferentes ambientes que pueden adaptarse de acuerdo a lo que las personas buscan en ese momento y lo convierten en un momento único” afirmó Ernesto Laufaurie, Part Owner de Colette Studio.
El diseño del restaurante contó con grandes apuestas a nivel de arquitectura que logran cambiar la línea de diseño a la cual están acostumbrados los colombianos. Uno de ellos son los techos inclinados que rompen con la monotonía que se encuentra en esta zona específica de la ciudad, generando una sensación de espacialidad a sus visitantes, acompañada de plantas que cumplen la función de hacer sentir como si estuvieran a las afueras de la ciudad.
“La fachada fue el toque final que le dimos al restaurante, sabíamos que era una apuesta totalmente diferente, porque la gran mayoría de propuestas que encontramos en esta zona de la ciudad se centran más en el diseño interior que en la fachada. Por eso quisimos romper esa monotonía y entregar una propuesta totalmente diferente” afirmó Manuel Villa, arquitecto del proyecto.
Frites Artois es un lugar que ofrece dinamismo a todos sus clientes, entregando espacios únicos; una barra que invita a experimentar sabores desconocidos, un jardín que permite disfrutar de la naturaleza, hasta el segundo piso que invita a vivir la experiencia de una forma más privada, con familia o amigos como si estuvieran en casa.