José Ignacio “Chascas” Valenzuela, escritor y showrunner de Donde hubo fuego (39×40´) comentó que la serie que estrena en Netflix este miércoles 17 le planteó el reto de escribir acción, que no había hecho antes, así como de encontrar el tono correcto al género que califica como “clásico revestido de acción, con melodrama, elementos de thriller y suspenso”.
“Esta serie no podía parecerse ni a ¿Quién mató a Sara?, ni tampoco a mis telenovelas de antes. Por ello, requería un lenguaje particular y un tono distinto” dijo, tras apuntar que se deben reconocer elementos de telenovela, de series de acción, suspenso y thriller, de manera armónica, “sin que la audiencia note que es un conglomerado de géneros distintos” apuntó.
Ello le requirió como showrunner comunicarse con los directores, los editores, musicalización, con el fin de encontrar ese tono. “Eso fue lo más difícil porque trabajamos mucho editando, reeditando, cambiando música, hasta que logramos encontrar un lenguaje visual propio” dijo, tras comentar que fue un trabajo de dos años, desde que comenzó la idea.
“Yo no había trabajado mucho el género de acción, obviamente, porque es caro de hacer, y las producciones en las que he participado no tenían ese nivel de posibilidad. No había trabajado con fuegos, choques, atropellos, autos que se caen de los precipicios, o situaciones en las que se quema una casa entera. Eso, como escritor, me significó un desafío enorme” dijo.
Asegura que tiene mucho de melodrama y de la novela tradicional, pero incluyendo valores de profundidad en los personajes, ritmo y la posibilidad de verticalidad en los temas. “Estoy tocando temas en Donde hubo fuego que no puedes hacer en la televisión abierta, debido al horario que te restringe, así como cortes comerciales que limitan la estructura. Yo como escritor soy fan del melodrama, y aunque me pidan escribir una serie sueca absolutamente conceptual, voy a meterle melodrama” dijo.
Comentó algunos elementos clásicos del melodrama que se encuentran en Donde hubo fuego (los niños educados en un orfanato; el padre que quiere conectar con el hijo que no sabe de su existencia; el hombre inocente preso por un delito que no cometió, entre otros). “A mí me encanta agarrar clichés, temas muy usados y darles una vuelta. Es algo que he hecho siempre, darle la vuelta de tuerca a la tuerca. Me encanta agarrar, por ejemplo, la historia de la pobre heredera, pero darle una vuelta de tuerca, modernizarla y entonces hacer de eso que podría parecer un defecto, una gran virtud estética, artística o narrativa” explicó.