Epigmenio Ibarra, director general de Argos Media Group, dictó una conferencia en la que compartió algunas claves en torno a la pregunta ¿De qué vive el productor? En el marco de la XVII Convención de Canacine, en Guadalajara, Jalisco.
Ibarra hizo un repaso de su historia como productor y la de su compañía Argos, en el marco de la evolución de la industria audiovisual. Comentó que insertarse en la industria y el mercado global, así como mantenerse apegado a sus convicciones, ha sido su premisa. Una combinación de suerte, capacidad de burlar el destino, sometimiento a las reglas del mercado y capacidad también de romperlas, han sido las claves para salir airoso.
“Algo determinante para cualquier productor es eludir la formula del éxito. El productor que sigue la norma del éxito y no está leyendo a las audiencias, está equivocado. Hay que hacer televisión y cine con un sentido de comunidad: no hacer cosas para otros, sino para nosotros, y aquel que desprecia a la audiencia, es despreciado por la audiencia” dijo, tras comentar que el último fracaso o el último éxito, definen al producto.
En esta evolución, partieron de una pantalla que luego fueron dos, para ahora ser múltiples, de la televisión abierta al streaming. Y de ser esclavos del rating pasaron a serlo del algoritmo. Pero la clave, asegura, es salirse de lo establecido y atreverse a innovar, como pasó cuando produjeron para TV Azteca en sus inicios.
Comentó que al nacer en el periodismo y en la cobertura de la guerra, con una posición política muy clara, se enfrentó al dilema de hacer cine de izquierda que viera poca gente o emprender proyectos más masivos en los que pudiera incluir un mensaje importante. Optó por lo segundo, con Expediente 13:22:30.
“El que fuéramos esclavos del rating hacía que toda la televisión del continente produjera lo mismo. Tuvimos la fortuna de hacer Expediente 13:22:30 que tenía dos dígitos en una cadena que tenía que demostrar que podía existir y que estaba abierta a la ruptura” dijo.
Comentó que así pudieron trabajar en producciones que también fueron disruptoras, como Nada personal, Demasiado corazón (que afirma fue la primera temporada de El señor de los cielos, y que los ejecutivos decían que no se podía hacer), entre otras.
“La apuesta fue muy radical, pero paramos al país, aquí viene una reflexión: las plataformas te dan una mirada al mundo, pero no te da una mirada nacional. Oscuro deseo, con 35 millones de cuentas en el mundo viéndola ¿mueve al país? Al país lo sigue moviendo el fenómeno de las salas de cine o la televisión abierta. A veces para dar dos pasos adelante hay que dar dos atrás” dijo.
Comentó que empezaron a prestar servicios de producción y a descubrir que no se puede sobrevivir como productor concatenando éxitos todo el tiempo. Además, combinaron producción para el cine y la televisión. También hicieron Capadocia para HBO, la primera serie premium mexicana, en la que, afirma, cometieron un error: “las decisiones de rupturas tienen que ser bien medidas, fracasamos comercialmente aunque fue un gran éxito de pantalla” dijo.