La edición 26 del Festival de Málaga, que se realizó del pasado 10 al 19, calculó su huella de carbono tras implantar medidas con el fin de minimizar sus emisiones. Para su estimación, se tomaron en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero directas e indirectas de las diferentes actividades organizadas por el festival. De las diversas normas, estándares y guías que existen para el cálculo de la huella de carbono de un evento, el Festival de Málaga utilizó GHG Protocol como la referencia para calcularla.
Ya en la edición pasada se habían sentado las bases para una hoja de ruta que ha permitido reducir y conocer la evolución de las emisiones generadas de forma directa e indirecta durante el transcurso del evento. Entre las medidas reforzadas, destacan la priorización del transporte en tren, el transporte en vehículo de alta ocupación para los traslados, la elección de vehículos híbridos y/o eléctricos para el desplazamiento de los invitados dentro de la provincia, el alojamiento en hoteles con certificado de sostenibilidad y la priorización de menús con productos locales (km 0). Como novedad en esta edición, resalta la elección de los vuelos de los invitados en función del nivel de emisiones de GEI asociadas, priorizando aquellos con niveles más bajos, así como la simplificación del merchandising, apostando por productos elaborados con materiales 100% orgánicos.
Aquellas emisiones de gases de efecto invernadero que por la propia operativa del Festival no es posible evitar serán compensadas por medios regulados que promueven la inversión en proyectos certificados por la Organización de Naciones Unidas (ONU) de reducción de emisiones. Compensar las emisiones no minimizables de un evento permite obtener el certificado de evento neutro en carbono, una acreditación que alinea de forma clara el compromiso con los objetivos del Acuerdo de París, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, contribuyendo a la limitación del aumento global de temperatura a menos de dos grados Celsius durante este siglo, y proponiendo buenas prácticas para transitar hacia la neutralidad climática.
Para llevar a cabo estas acciones, el Festival ha contado con el asesoramiento de Green Globe Sostenibilidad y Proyectos Ambientales, consultora de referencia en sostenibilidad y cambio climático.
Por su parte, AENOR, entidad líder de certificación en España, ha verificado todos los trabajos y cálculos realizados, así como la compensación propuesta para aquellas emisiones inevitables para el desarrollo óptimo del Festival de Málaga. Así, se encarga de asegurar, de forma independiente, a través del informe de emisiones elaborado, que la declaración relativa a las emisiones de gases de efecto invernadero es completa, exacta, coherente, transparente y sin discrepancias notables. Como resultado, emitió previamente al Festival un certificado de Huella de Carbono Validada y, una vez contrastadas las emisiones reales, el certificado de Huella de Carbono Verificada.
Entre los beneficios de la certificación de la huella de carbono están el aumento de la credibilidad, la coherencia y la transparencia de la cuantificación, el seguimiento y el informe de gases de efecto invernadero, el reconocimiento por actuación temprana, así como el refuerzo de la organización como socialmente responsable.
De esta forma, el Festival de Málaga sitúa entre sus pilares el compromiso por la sostenibilidad ambiental y marca un hito importante en la celebración de eventos comprometidos con el cambio climático, posicionándose como referente de sostenibilidad entre los eventos de cine nacionales e internacionales. Esta iniciativa continúa en 2023 con el objetivo de seguir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y de plantear acciones de mejora continua en materia de sostenibilidad ambiental.
Green Globe Sostenibilidad y Proyectos Ambientales es la empresa de referencia en consultoría ambiental y sostenibilidad para empresas y organizaciones. Entre sus compromisos destaca impulsar una economía circular y baja en carbono.