La
industria del doblaje vive una transformación entre las pautas más
tradicionales y las nuevas formas que impone la globalización del
contenido y las nuevas tecnologías. En este viraje, el llamado “español neutro”
también va cambiando de la mano de las nuevas generaciones que se han
incorporado al negocio.
Gabriela
Pérez, directora de Doblaje en RoMe Studios, y también actriz, cantante,
traductora y adaptadora en la compañía basada en Cuernavaca, señala
cuál es el principal objetivo a la hora de doblar un contenido: “Lo que buscamos
ahora en el doblaje es sonar lo más naturales posible, que escuches el
contenido como si te lo que estuviera contando un amigo”.
“La globalización
y la mayor cercanía entre países, culturas e idiomas es algo que está
incidiendo en este cambio. El español neutro era muy mexicano, pues la industria del doblaje
nació en México. Lo más neutro posible era no usar regionalismos mexicanos,
pero dentro de esto todo quedaba igual muy mexicano” comenta Pérez. “Y se ha modificado
el español neutro, pues la industria ha crecido y ya no solo se hace en México. Y también la información
está más a la mano de las audiencias para entender mejor los contenidos”.
Pérez tiene
una década en la industria a la que entró como actriz de la mano de grandes
figuras. Comenzó como muchos, “haciendo sala”, así como los jugadores “hacen
banca” en la cancha. En una cabina esto consiste en sentarse junto al director, observar todo lo que va
ocurriendo a la espera de que algún talento falte y se pueda tener la
oportunidad de entrar a grabar una línea.
La joven
menciona algunos ejemplos de algunas pautas que regían antes y que ya han
perdido sentido. “Nadie dice ‘de acuerdo’ salvo en opiniones muy específicas,
para sustituir el OK que viene del inglés. Claro que no queremos que se pierda
la esencia de que estamos hablando en español, pero hoy en día así se habla,
los idiomas se mezclan”. Otro ejemplo de una pauta de doblaje que pudiera estar
en desuso, dice Pérez, es terminar todas las frases y palabras, cuando en una
conversación naturalmente se cortan las frases. “En mis inicios aprendí de
personas maravillosas, primeros actores, que me decían que siempre
terminara de decir las palabras y las frases. Pero un ser humano no es una maquinita que todo lo dice
a la perfección y eso contribuye con la naturalidad”.
De ahí que
el proceso de adaptación sea, en su opinión, clave. “El proceso de adaptación
en el doblaje es fundamental y marca la pauta para que sea natural y entendible”.
Traducir y adaptar no son lo mismo, advierte. “Una traducción literal en una
sala de doblaje no te va a servir mucho. Una adaptación, sí, pues te va a dar mucha
información de referencia para el guion que está en constante transformación
desde el inicio hasta el producto final”.
En sala,
directores como Pérez también aprovechan para experimentar. “No importa si te
trabaste, pues puede quedar natural, mientras al cliente no le moleste. Lo
importante es mantener la calidad. Como directora tengo la oportunidad de
experimentar qué pasaría, por ejemplo, si al actor se le sale un gallito, que
es algo normal. Si es entendible y no tiene mayor relevancia, puede quedar” explica.
En RoMe
Studios invitan a los adaptadores a “hacer sala”, para que entiendan todo el
proceso que ocurre desde que se transforma una traducción en un guion hasta que
finalmente se graba. Para ser adaptador de doblaje se requieren estudios de
traducción y redacción de textos para el manejo de estructuras gramaticales en
distintos idiomas. Además, conocimientos de actuación pues al final “estás
traduciendo un contenido que va a ser actuado”.