Aunque ha protagonizado algunas de las producciones colombianas más importantes de las últimas tres décadas, tanto en el cine (Rosario Tijeras, Violeta de mil colores o Soplo de vida) como en la TV (Vecinos, La saga, Leche, La Bruja), la actriz colombiana Flora Martínez siempre había tenido la intención de dirigir, algo que finalmente logró con su ópera prima Itzia, tango y cacao, que se estrena en las salas de cine de Colombia este jueves 26 de octubre.
“Era muy necesario para mí hacer una película más allá de realizarla solamente como actriz, porque así se está limitado a no contar las cosas que uno quisiera o tener ciertos mensajes, y pues en este proyecto me pude dar el lujo de ir más allá” aseguró Martínez sobre este proyecto que también protagoniza y produce.
La actriz junto a su esposo, el uruguayo Jorge Reinoso, desde hace más de un lustro tienen la productora Prowse, con la que han realizado obras de teatro y conciertos, pero también estaban abiertos a hacer cine. La pandemia del coronavirus, cuando todo en el mundo se detuvo, fue la oportunidad perfecta para reflexionar sobre qué historias querían contar y cómo lo iban a hacer.
“Tenemos cinco historias escritas y consideramos que esta era la más sencilla de hacer para arrancar, pero no resultó nada fácil hacerla” confiesa Reinoso, quien estuvo a cargo del guion, la música, edición y producción de la cinta.
HISTORIA INCLUYENTE
Itzia, tango y cacao, cuenta la historia de Itzia (Flora Martínez), una mujer sorda, campesina, cacaotera, que asegura escuchar una música peculiar que proviene siempre del mismo lugar. En el pueblo donde vive la gente cree que está enloqueciendo y la intentan convencer para que vaya al médico. Pero Itzia está segura que esas melodías no son producto de su imaginación. Para demostrar que no está loca, deberá emprender un viaje para encontrar la fuente de la música.
“Quisimos darle voz a las 500.000 personas con discapacidad auditiva que tiene Colombia. Me siento muy feliz con el resultado. Es un homenaje que les hacemos. Los oyentes tenemos muchos prejuicios y a veces el cine permite humanizarnos y volvernos mejores” reconoce Flora.
APROVECHAMIENTO DE LA LEY DE CINE DE COLOMBIA
La película se rodó durante cinco semanas entre San Vicente de Chucurí (departamento de Santander) y Zipaquirá (Cundinamarca). Ambientada con música de bandoneón, da a conocer la importancia del cacao para Colombia, otro de los atractivos con el que buscaron llamar la atención de la empresa privada y de los espectadores. Prowse aprovechó la Ley 814 de Colombia, conocida como ley de cine, para abordar a diferentes marcas para que invirtieran en el proyecto.
“Colombia tiene la mejor ley de cine del mundo, pero creo que le falta más promoción. Todas las marcas que participan en la película, como Luker, Toyota o Uber, no la conocían. Es muy atractivo porque bajan renta y apoyan algo con lo que pueden crear conciencia y trabajo, como el cine. Generamos más de 1.000 empleos directos e indirectos” explicó Reinoso.
Además de las salas de cine, Prowse ha buscado presentar la película en funciones privadas para empresas y fundaciones. Asimismo, están en negociaciones para que sea exhibida en Ecuador, Perú, Uruguay y Argentina. “Nuestro sueño es que se vea en toda Latinoamérica” revelan Martínez y Reinoso.