Un mito urbano afirma que si en una producción audiovisual se usan unos pocos segundos de una canción, no se debe pedir autorización por los derechos de la pieza. Lo cierto es que cualquier melodía que se escuche y sea reconocible debe siempre tener una autorización de uso.
Para situaciones como esta o cualquier otra sobre la utilización de música en las producciones audiovisuales, es indispensable tener una asesoría legal. En el caso de Colombia y otros países de Latinoamérica, una de las firmas más reconocidas en este y más asuntos legales de la industria es ECIJA.
“Hace algunos años las películas y series no pasaban por procesos de legalización tan rigurosos porque tenían un estreno reducido y no se vendían a plataformas con alcance global, por lo que en ese momento los riesgos de una reclamación legal eran menores y no se exigía la revisión legal de las licencias de la música que se usaba en la producción. Cuando entra todo el tema digital fue cuando se hizo muy necesario y en este momento se hace indispensable, porque no tener permisos puede significar que la obra no pueda circular y tener que gastar mucho dinero en reclamaciones y procesos legales” asegura Patricia Renjifo, socia de la firma y quien lidera el área de medios, entretenimiento y propiedad intelectual.
El equipo de medios de ECIJA Colombia, liderado por Renjifo, ha participado en decenas de proyectos audiovisuales. Un ejemplo es Primate, serie de The Mediapro Studio licenciada a Prime Video y RCN, cuya segunda temporada se estrenó recientemente y tiene una amplia variedad de canciones en cada uno de sus capítulos, desde clásicos del Hard Rock como Cherry Pie, de Warrant, hasta merengues de Wilfrido Vargas, quien a propósito tiene una participación especial en la serie.
“Es una serie con una música muy específica y para ese proyecto fue muy importante el rol de supervisor musical, que en este caso fue Santiago Uribe. En el equipo legal trabajamos de la mano con él en el proceso de revisión de las licencias, asegurándonos de que todo se firme con editoras, sellos discográficos, autores o en general los titulares de los derechos, y que nuestro trabajo permita la explotación de la obra como se necesita”
LOS DETALLES SON LA CLAVE
En el mundo de las licencias el diablo también está en los detalles. Por eso cuando en ECIJA alcanzan un acuerdo con quien tiene los derechos de cualquier canción, procuran dejar claro los usos y variaciones que se hará sobre una misma canción. La abogada resalta que un punto importante de lo que se firme con las editoras y los autores es lo referente a las limitaciones territoriales, de plataformas o medios de transmisión.
Según Renjifo, desde ECIJA “buscamos hacer la licencia lo más amplia posible. El reto para este tipo de negociaciones es conseguir que un contenido tenga un recorrido comercial el mayor tiempo posible y en todos los medios posibles”. Esto puede implicar cláusulas que protejan los derechos de explotación en sistemas o tecnologías que aún no han terminado de desarrollarse, como puede ser el metaverso.
Asimismo, enfatizó en que todas las autorizaciones deben estar por escrito, no de forma verbal, y firmadas por todos los autores y titulares de derechos sobre las obras musicales, considerando que en una sola obra musical podemos encontrar varios autores y múltiples titulares de derechos sobre una misma grabación.
Renjifo comentó que, a la hora de tratar con personas naturales, es clave solicitar el registro de la pieza artística y cerciorarse de que el individuo con que se firma un contrato realmente sea titular de la misma.
TRABAJO SIN SUPERVISOR
Hay producciones que no cuentan con supervisor musical. En situaciones como esta, la compañía generalmente hace un chequeo minucioso de todas las referencias musicales presentes en el guion. La firma legal determina qué licencias deben pedirse y si se ajustan a los recursos disponibles y luego procede a negociar las autorizaciones y licencias con sellos y editoras.
“Ese momento es complejo, porque hay canciones que se caen, hay momentos donde el director hace cambios creativos y decide que una canción ya no va y toca frenar las negociaciones. Muchas veces se negocia mucha más música de la que realmente se va a usar. Otras veces los cineastas proponen nuevas canciones y hay que ‘cazarlas’ también” remarcó la abogada de entretenimiento que trabaja en la industria audiovisual desde 2010.
En todo este proceso, revela que la clave está en tener muy en cuenta los costos de las licencias en relación con el presupuesto general para la música de la producción, que no pueden desfasarse. “Negociamos licencias musicales para producciones asegurándonos siempre de cuidar los presupuestos” concluye.