Una de las preguntas que ha suscitado Cien años de soledad, serie de Netflix basada en la novela de Gabriel García Márquez, es cómo ha sido el proceso de plasmar en la pantalla la complejidad de la obra literaria. “Adaptarla ha sido un reto. Hemos tenido que tomar este libro que tiene un millón de sucesos, personas, situaciones e historias y empezar a decantar lo que puede contarse en audiovisual, porque no todo es susceptible de adaptarse” dijo Natalia Santa, una de las cinco guionistas de la producción, durante conversatorio Del libro a la pantalla en el marco de la Feria del Libro de Bogotá 2024, cubierto por PRODU.
La escritora recalcó que en su equipo hubo muchas conversaciones sobre qué era lo fundamental para incluir en este contenido, que de acuerdo con Claudia Triana, Directora de Proimágenes, se estrenará a finales de 2024.
Camila Brugés, otra de las libretistas involucradas en el proyecto, aseguró que apostaron por ser fieles a recursos narrativos empleados por “Gabo”, como los constantes saltos de tiempo. Aun así, reconoció que tuvieron que dejar muchas cosas de la historia por fuera, ya que debían contar cien años en solo 16 episodios.
EL REALISMO MÁGICO COMO INSPIRACIÓN
En cuanto al acercamiento al realismo mágico, Brugés confesó que fue particularmente difícil porque, a su parecer, todos tienen una idea muy subjetiva de qué es este género. Definieron una lista de imágenes insólitas e icónicas que aparecen en la novela para incluirlas en el formato, como la levitación de Remedios la Bella. Asimismo, enfocaron el relato desde una yuxtaposición de elementos “históricos, terribles y barbáricos” junto con otros más folclóricos y tragicómicos.
Para Santa, uno de los factores esenciales de la historia es su multiplicidad de tonos, que alternan crueldad y violencia con humor y melodrama. “Una de las cosas más difíciles fue traducir al audiovisual esos contrastes, hacer que esos tonos confluyeran de manera orgánica en la estructura” aseveró.
Otro de los grandes retos fue lidiar con la escasa presencia de diálogos que hay en el libro. Santa comentó que trataron de extraer la esencia de las pocas conversaciones de los personajes de la novela para crear más. En esa tarea también se apoyaron en elementos como las descripciones, el estilo y el tono del texto.
Resaltó que en los dos años y medio de escritura tuvieron una retroalimentación constante de los departamentos de dirección, producción, arte y sonido, que aportaron sus propias miradas sobre la historia. “Antes de iniciar el guion, vimos los planos y visitamos el set de Macondo, eso nos sirvió para inspirarnos” dijo Santa.