Hace más de una década, la directora Sandra Higuita Marín (conocida artísticamente como Piro) vio cómo algunos jóvenes de la ciudad de Medellín iban en bicicleta y las enganchaban a la parte trasera de los buses para transportarse de forma rápida y económica. Esa imagen la inspiró para crear la película El gancho, una producción independiente, distribuida por Trama AC, que recientemente se estrenó en salas de cine de Colombia.
Esta road movie cuenta la historia de dos jóvenes de Medellín que, sin conocerse, emprenden un viaje para conocer el mar. Lo hacen enganchando sus bicicletas a unos camiones. En el camino se revelarán las intenciones personales de cada uno, mientras la lucha por llegar a su destino juntos se torna más difícil.
Higuita contó que construyó el relato “a través de un universo muy particular, que es el trazo de la carretera que va de Medellín a Urabá (subregión ubicada al noroeste de Colombia). Esta es una carretera vieja que conduce al mar Caribe, una carretera solitaria, vieja, mítica y fantasmagórica”. Recalcó que no se trató de un trayecto concurrido usualmente por turistas, sino por camioneros y habitantes rurales.
“Fue un trazo bastante difícil porque suscitaba temor en quienes conducían, porque tiene muchos precipicios y habían ocurrido muchos accidentes. Es una geografía muy abrupta, pero que encierra un mundo muy mágico y poderoso” afirmó.
ESCENARIOS ALTERNATIVOS
Resaltó que en el recorrido de la película se va revelando la atmósfera de esta carretera, que está circundada por pueblos campesinos y afrodescendientes, comunidades indígenas, paisajes naturales como el cañón del Cauca, así como plantaciones bananeras que debieron atravesar antes de llegar al mar Caribe.
En su visión, esta cinta demuestra que Colombia ofrece al audiovisual una multiplicidad de lugares que funcionan como alternativas a los puntos más turísticos. “En Colombia hay muchos sitios perdidos y recónditos que deben explorarse más en el cine, sitios mágicos y misteriosos que van más allá de lo que siempre se ve” dijo.
El rodaje de El gancho inició en 2011 y se hizo en diferentes etapas. No estuvo exento de obstáculos, ya que según contó Higuita debieron afrontar una ola invernal que asoló la carretera y obligó a posponer las grabaciones un año.
En la producción se utilizó un cámara car, es decir, una camioneta sobre la que acomodaron unas plataformas con dos cámaras. Los actores protagonistas fueron enganchados con una cuerda a la parte trasera del vehículo para hacer un plano de ellos en el que se simulara que iban sujetados a un camión. Para otras escenas también se utilizó un camcopter.
La cinta se financió con el estímulo de producción del Fondo de Desarrollo Cinematográfico de Colombia. Asimismo, recibió incentivos de fondos internacionales como Fond Sud (de Francia), Visions Sud Est (Suiza) e Ibermedia. Contó con la inversión de empresas privadas y patrocinadores como GW y la cooperativa Confiar.
Higuita aseguró que gestionó gran parte de la realización de forma independiente, sin una productora detrás. En el camino tuvo una coproducción fallida con una empresa hispano-francesa, la cual llevó a que la mitad de las cintas de la película estuvieran atrapadas en España por cinco años. Tras un proceso jurídico, pudo recuperarlas y ahora ha cumplido su sueño de ver su historia en la gran pantalla de ciudades como Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali.