Una dosis de optimismo para el mundo multicultural ha sido el cambio de administración en EE UU, opina Gabriel Flores, Creative Director de Tippit & Moo. “La transición de contenidos en los espacios publicitarios hoy deja ver ese espíritu de servicio y de cercanía que los tiempos demandan de parte de las marcas hacia los consumidores”.
Advierte que el desempeño de mercadeo de las marcas es, en gran medida, un espejo de la realidad socioeconómica que vive un país. “Las grandes marcas podrán invertir más en segmentos minoritarios como el mercado hispano. Pero las marcas de presupuestos más modestos encontrarán más excusas para destinar sus dineros a otras áreas de negocio”.
Acerca de las tendencias que se verán en el primer trimestre del año, Flores sostiene que se mantendrán los mensajes de solidaridad, así como la consolidación del DE&I. “Las marcas se están viendo obligadas a hacer un ejercicio de empatía mediante el cual se muestren más humanas y menos calculadoras, buscando atender las nuevas necesidades que se han destapado con la pandemia. El tren del DE&I llegó para instalarse un buen rato entre nosotros. Y es natural. Es el contrapeso ante tanto ataque xenofóbico y frente a todos estos años de bloqueo sistemático al crecimiento de los sectores menos favorecidos”.
La pandemia impactó en los hábitos del consumo de las audiencias hispanas. “Hay mucho por hacer en materia de sustentar el valor de las marcas de acuerdo a los problemas que ayudan a resolver y de cómo hacen la vida de sus usuarios más fácil y manejable”.
Aunque ha sido demasiado tiempo en casa a causa de la pandemia, el ejecutivo se lleva dos grandes aprendizajes. “Importancia de aportar valor, en todo momento, para los clientes que trabajas. Si tu cliente no te ve como un aliado en la primera línea de combate que le va a ayudar a salir adelante en un momento de crisis, estás en la lista de lujos y no en la de necesidades. El segundo es que los consumidores son más sofisticados de lo que a veces queremos creer. Y ellos también se cansan del pianito. Me explico: todos hicimos ese comercial de TV que buscaba ser intimista y empático, que tenía lugar en los hogares de nuestras audiencias, acaso retratándoles, pero siempre con estos voice overs que declamaban entendimiento y solidaridad, de la mano de una música emotiva y esperanzadora, el “pianito” de fondo. La fórmula se quemó demasiado rápido y tantos mensajes tan parecidos terminaron por generar más rechazo que aceptación”.