Los jets privados son el medio de transporte más contaminante del planeta, con unas emisiones de CO₂ 50 veces superiores a las de los trenes. Sin embargo, el 80% de la población mundial ni siquiera ha volado nunca, pero sufre las consecuencias de las emisiones de la aviación, perjudiciales para el clima.
Para llamar la atención sobre el impacto nocivo de volar en nuestro medio ambiente, Greenpeace pide que se prohíban los jets privados en la Unión Europea. Según la organización, los aviones privados son un símbolo de la disfunción de un sistema económico que permite a una minoría de privilegiados contaminar en exceso a expensas del planeta.
Su mensaje ocupa un lugar central en una campaña creada pro bono por TBWA París, que denuncia específicamente el uso de jets privados por parte de los extremadamente ricos y poderosos, grupos de presión y jefes de empresas que viajan a la estación suiza de esquí de lujo de Davos para asistir al Foro Económico Mundial (FEM).
De cara al FEM de 2023 (del lunes 16 al viernes 20), un análisis encargado por Greenpeace Internacional muestra que 1.040 jets privados entraron y salieron de los aeropuertos que dan servicio a la estación de montaña suiza de Davos durante la semana del FEM de 2022, lo que provocó unas emisiones de CO₂ de los jets privados cuatro veces superiores a las de una semana media.
La campaña, por lo tanto, se inicia con el eslogan “Vivimos en el mismo planeta, pero no en el mismo mundo” y se lanzará a través de los canales de medios sociales de Greenpeace en consonancia con el inicio de la convención de Davos de este año.