Con una trayectoria de más de 20 años de experiencia en publicidad y habiendo liderado grandes cambios de transformación en la industria, Ingrid Otero-Smart, presidenta y CEO de Casanova//McCann, es un referente en el mercado hispano y multicultural de EE UU. La ejecutiva habló con PRODU en el marco del Día Internacional de la Mujer sobre sus momentos estelares y desafíos en el mundo del advertising.
“No te edites ni te limites. Leí una vez que se contrata a las mujeres por su experiencia y a los hombres por su potencial, y sé por experiencia personal que muchas veces era yo la que me limitaba. Así que te digo, ¡ve a por ello! No tengas miedo a fracasar porque la mayoría de las veces estás más preparada y cualificada de lo que crees. No puedo pensar en una carrera más gratificante, divertida y desafiante para una mujer y que me haya dado el privilegio de disfrutar tanto de ser madre como de ser profesional” sostiene.
Con el peso de su experiencia, la ejecutiva ha visto dos caras de la industria. La primera donde no cabía posibilidad de talento femenino en puestos de liderazgos y la segunda, la actual, con mujeres liderando equipos creativos, agencias.
“Cuando empecé en la publicidad, la mayoría, si no todos los puestos de liderazgo creativo pertenecían a los hombres y eso está cambiando. Todavía nos queda un largo camino por recorrer, pero tengo muchas esperanzas. Lo veo en el liderazgo creativo de mujeres como Consuelo Lyonnet, nuestra nueva VP y directora creativa, y en las creativas inteligentes y prometedoras de nuestra agencia, como Angélica Portillo, Marlene Venero, Francisca del Basto, Jenna Convissar, María Moro, Bárbara Vasques, Mimi Vélez y Paula Bladinieres. El futuro liderazgo creativo de nuestra industria parece muy brillante y muy femenino”.
Ese talento femenino que integra Casanova//McCann es clave para impulsar el crecimiento de las mujeres en la industria. “Lo que puede faltar es que más de nosotras (mujeres en posiciones de liderazgo) tendamos la mano a las que siguen nuestros pasos. Si cada una de nosotras hiciera eso, la cara de la industria cambiaría”.
Cuenta Ingrid que su trayectoria ha estado lleno de oportunidades, por lo que intenta centrarse en eso y no en los retos. “Pero he experimentado mi parte. Que me tachen de ser ‛demasiado buena’ para ser eficaz o que no me escuchen porque no grito. Pero eso me hizo estar más decidida a no cambiar lo que soy como persona, a marcar la diferencia y a no rendirme y mostrarles lo que realmente podía hacer”.