Janeth Rodríguez, directora de Alianzas y Partnerships para Latinoamérica de Infobip, compartió con PRODU su opinión frente a uno de los desafíos del liderazgo femenino en la industria
Liderazgo femenino: cuando la perfección nos aleja del camino
El Diccionario de la lengua española define el término “Perfección” como: “Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado” o “Completa ausencia de error”.
Existen también miles de definiciones filosóficas, como esta que me gustó: “La perfección es una valoración abstracta, individual y subjetiva a instancias de la construcción de un modelo de referencia que tal vez resulta irreal”.
Durante los últimos meses, he estado participando de proyectos, decisiones y definiciones de nuevos planes estratégicos dentro de la compañía donde trabajo. Adicionalmente, estoy definiendo algunos planes a nivel personal y, para mí, el pensamiento flexible y la ejecución deben ser características fundamentales en las personas que me acompañan. Esto es algo en lo que procuro trabajar en mi día a día, pues esta vez sí que lo he podido vivir, reflexionar y analizar mejor.
En este 2023 se avecinan grandes retos en las diferentes industrias, los cuales tendremos que aprender a manejar (algunos sobre la marcha). Yo percibo estos retos como una excelente oportunidad para ponernos a prueba y concentrarnos en sacar lo mejor de nosotras mismas para aportar, guiar y aprender. Esto no solo a nivel profesional, sino para la vida… ¡nuestra vida!
Personalmente, defino mi proyecto de vida, igual que los proyectos laborales. Trabajo en tener claro el qué quiero lograr y hacia dónde quiero ir y después armo mi plan estratégico de cómo lo voy a ejecutar. Pero lo que más disfruto es que, aunque me haya tomado el tiempo de planear qué quiero hacer, el camino no siempre sale como yo lo esperaba, y acá es donde sale la mejor versión de mí.
Créanme que, como todos, he tenido situaciones personales muy difíciles y el camino no siempre ha salido como esperaba, pero nada me ha enseñado más en la vida que el recorrido que tuve que afrontar y el reinventarme para salir adelante en estos casos.
He planeado varias veces proyectos con un qué definido, y adivinen: el camino ha dado cinco rumbos diferentes en poco tiempo. Pero salimos al aire, salimos exitosos, salimos siendo mejores.
La vida me ha enseñado a no buscar la perfección, pero sí la excelencia. Yo quiero seguir enfocándome en ser excelente, en planear, analizar, ejecutar, revisar, probar y cambiar las veces que sea necesario. De esta forma, construyo sobre lo construido y no siento derrotas complejas sino victorias tempranas.
No quiero ser perfecta ni buscar la perfección, pues esta no existe y es que, por definición, sería imposible tener una ausencia de error.
Deberíamos trabajar en buscar la excelencia, en enfocarnos en el proceso, en aprender del camino de los colegas, de la familia, de los socios y de todos esos grandes maestros que nos ayudan a crecer.
Agradezcamos a la paciencia, a la guía, a las recomendaciones y al escucharnos activamente, muchas veces sin pretender darnos las respuestas, porque en medio de las conversaciones salen por sí solas las ideas, la creación y la innovación que matamos cuando buscamos la perfección.
No busquemos la perfección… ¡que no nos interese! Sigamos disfrutando de lo que amamos, de la gente con la que trabajamos, de impulsar y potenciar a colegas, de la familia, de las experiencias, del estrés por a veces tener que estar a las corridas, por un buen proyecto, de las risas y de los momentos críticos.
De reevaluarnos y exigirnos creatividad, pensamientos fuera de lo estático, ideas salidas de la caja. Sobre todo, de desaprender. El gran reto que debemos afrontar. La vida cambia, los retos vienen y lo que ayer era de pronto hoy no va a ser.
No nos matemos en el intento de la perfección. No pretendamos hacer y tener todo absolutamente claro y estrictamente planeado, dejemos márgenes de error que nos permiten crear y no frustrarnos. Pero ejecutemos. No debe haber planes sin ejecución, el éxito está en probar y corregir, no en planear y soltar.
Se avecina un 2023 de grandes retos y definitivamente, en medio de tantas expectativas y planes, las invito a sentirnos capaces de maniobrar las veces que sean necesarias para vernos en la meta.
¡Nos vemos en el camino!