“El verdadero propósito de las marcas es servir a la gente”.
A veces la presión por apuntalar las ventas nos hace dejar en segundo plano la
construcción de nuestras marcas. Es tal
la necesidad de llegar antes que la competencia para atender las oportunidades
que van emergiendo, que cada vez se nos hace más difícil a los mercadólogos
mantener a las marcas sobre su verdadero eje.
Muchas marcas se han perdido a sí mismas en el camino y enfrentan el
reto mayor de volver a ser relevantes, mientras crece la presión por vender.
¿Cómo le damos
vuelta a esto? Simplemente recordando que las marcas son
como las personas, tienen su propia personalidad y una razón para estar
aquí. Sobre ese eje, tanto las personas
como las marcas van desarrollando su expertise, no porque quieren vender, sino
porque aman lo que hacen y con
ello provocan una diferencia en la vida de la gente.
En otras palabras, una marca —o una persona— que se olvida
de su propósito, pierde contacto con su consumidor y deja de estar a la
vanguardia en ese campo. Así se pierde a sí misma… se estanca.
Viéndolo de esta forma, la solución es simple: la marca debe
recordar su propósito, que es servir a la gente en lo que siempre le ha apasionado.
Debe recuperar esa ambición,
conocer a sus consumidores para detectar dónde puede hacer una mayor
diferencia en su vida, y actualizar su expertise para retomar la vanguardia.
Hoy hay herramientas muy rápidas y prácticas para lograrlo.
Y las ventas llegarán
como consecuencia.
Por
Ezequiel Buchbinder
copresidente Starbrands