Cuando eres
freelancer, los proyectos generalmente son cortos y vertiginosos. Solo en los
últimos dos años he trabajado para más de 20 agencias y marcas. Y aunque en
esencia todas son más o menos lo mismo, sus culturas suelen ser radicalmente diferentes.
Integrarse a sus equipos sin causar fricción es un arte, y requiere que
aprendas a vivir en un interminable proceso de metamorfosis.
Por ejemplo, a
veces trabajo con equipos que requieren que sea rebelde e impredecible, otros
que sea metódico; unos me necesitan como Big Idea Thinker, otros prefieren
que sea táctico. Cada proyecto, cada equipo, cada agencia, cada problema exige
que te reinventes una y otra vez. Para ello es vital que, en este volátil
entorno, sepas identificar inmediatamente tu rol y asumirlo de la manera más
eficiente posible.
No hay nada peor que tratar de meter los goles cuando el equipo
necesita que seas el guardameta. Ser freelancer no siempre requiere que seas el
más creativo, o el que más sabe. Tu
verdadero valor radica en ser el más útil. Lo más bonito es que en esta
infinidad de reinvenciones vas adquiriendo destrezas y conocimiento que cada
día te hacen más integral, colaborador y mejor preparado para asumir retos más
complicados y fascinantes.
Javier Osorio
Director Creativo
Freelance