Quienes conformamos la industria de adtech debemos rendir cuentas, y aprender de los errores que cometimos, y desde ese lugar revertir el daño que le hemos hecho a su nombre.
Fintech e insurtech han sido grandes igualadores, brindando servicios y productos financieros a personas y empresas que nunca antes podrían haberlos usado. Lo han hecho haciendo que la tecnología sea accesible, fácil de usar y diseñada pensando en el usuario final.
Basándonos en la situación actual de adtech, parece que en algún momento decidimos hacer exactamente lo contrario. Si es un anunciante de marca, gastará más dinero en fees de agencia, tech fees, fees de ad servers, tarifas de intermediarios (que nunca sabrá) y fees de datos de lo que gastará en medios.
En la mayoría de los casos, las plataformas adtech son deliberadamente complicadas, modulares, inaccesibles y oscuras. Y por esa razón, se han ganado la reputación de ser costosos, lentos y, en la mayoría de los casos, que simplemente no valen la pena —especialmente para las pequeñas y medianas empresas.
Creo en el potencial de las adtech para ofrecer soluciones publicitarias eficientes que faciliten a las marcas encontrar nuevos clientes, medir sus resultados y hacer crecer sus negocios. Y por otro lado, pague generosamente a los editores de medios por el contenido que publican y las audiencias que reúnen.
El estado actual de las adtech en América Latina es especialmente preocupante. La Internet abierta tiene más de dos tercios de las oportunidades publicitarias de Internet, pero genera significativamente menos en ventas de anuncios que los dos walled gardens líderes. ¿Culpamos por esto a las marcas?
Si queremos encontrar a los culpables, solo tenemos que mirarnos directamente al espejo. Colectivamente, tenemos la oportunidad de reiniciar el reloj y cumplir con la promesa original de adtech. La única forma de hacerlo es centrarnos en hacer que nuestras ofertas sean más simples, integradas, accesibles y transparentes.
Los anuncios correctamente orientados y medidos pueden transformar una tienda local en una marca global y proporcionar a los consumidores finales nuevas formas de encontrar productos que les encantan, de manera segura y privada, así como pagar por el contenido gratuito que necesitan para mantenerse informados, educados o entretenidos. Adtech puede ser ese gran ecualizador, pero no como lo es hoy.
Por
Santi Darmandrail
Chief Operating Officer de Retargetly