TELEVISIÓN

Cultura de no pagar

Maribel Ramos-Weiner| 20 de junio de 1997

En 1986 fueron otorgadas varias concesiones para la operación de la televisión por suscripción a operadores en algunos municipios del país, entre otros, las principales ciudades (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla) y algunas intermedias (Cartagena, Bucaramanga, Manizales, Pereira, y otras). La poca atención que a este tema se le dio hizo que este negocio, tan importante en otros países, fuera prácticamente dejado a operadores informales, que en muchas formas infringían la ley, que hasta cierto punto era muy corta en su alcance. Salvo algunas excepciones, esta industria fue dominada por los llamados “parabólicos”, que en una forma de hacer negocios, optaron en su gran mayoría por la venta de equipos y el cobro mínimo por un mantenimiento. La oferta de canales para otros mercados, distribuídos en forma ilegal y otros incidentales (canales como el A y el 1 de la propia Colombia) tomados de otros países y las redes usadas de especificaciones muy deficientes, daban un producto de una pésima calidad, pero infinitamente mejor que la oferta nacional.CULTURA DE NO PAGARBásicamente por estas condiciones, tuvo una penetración interesante pero poco contribuyó al desarrollo de una cultura de pago por ver televisión de buena calidad. Por eso hoy, salvo contadas excepciones, Colombia es un país con una industria muy incipiente en la televisión por suscripción: el potencial del mercado conoce hoy lo que es ver canales internacionales, pero no tiene la costumbre de pagar, lo que de acuerdo a la experiencia, es favorable para conseguir una penetración mayor en menos tiempo, pero también un incentivo a la piratería, usuarios acostumbrados a pagar tarifas mínimas inferiores a US$8 por mes por una programación poco orientada para el mercado y que siente que tarifas mayores son un abuso. Probablemente crean que no pagar está bien, pues llevan muchos años pagando muy poco por muchos canales, muchos de ellos en inglés y otros idiomas, pero al final, son muchos y se paga muy poco.TARIFASUna regulación poco objetiva hizo que el país no avanzara y menos se beneficiara de una industria que en países como Argentina (más de 5.000.000 de suscriptores) hoy genera negocios por millones de dólares anualmente y es fuente de empleo y nuevas alternativas, trayendo desarrollo. Hoy en Colombia se calcula en 4.000.000 el número de usuarios informales, que pagan tarifas menores a US$8 por mes, tarifas que sólo son sustentables por practicas ilícitas y una calidad de producto cuestionable. El número de suscriptores que pagan tarifas por encima de US$12 por mes está alrededor de 200.000. Pereira es hoy probablemente la ciudad con mayor densidad del país con cultura de pago por ver televisión. En el área Pereira-Dosquebradas hay aproximadamente 600.000 habitantes y el número de suscriptores del único concesionario autorizado (Avanti) es cercano a los 24.000, lo que en términos de cubrimiento da una cifra aproximada del 20%. Ciudades como Bogotá, Medellín y Cali tienen los siguientes índices respectivamente, 7%, 7%, y 5%. También es Avanti el concesionario con las menores tarifas, hoy mucho mas reales que en los años de crecimiento inicial.NEGOCIOS DERIVADOSDentro del simple negocio de la televisión por suscripción aparecen negocios derivados, que pueden generar valor agregado a la misma e ingresos al operador: la oferta de canales especiales y paquetes. A un plan básico se ofrece la alternativa de complementarlo con más canales.