Antonio
Abad, director técnico de Hispsat, participó en el V Foro Aeroespacial
Chile-España para hablar de los seis entornos donde el satélite juega un papel
fundamental.
“Los
satélites no entienden de fronteras. De hecho, los usamos para conectar
personas y en este sentido, Hispasat nació como una empresa doméstica y
enseguida sentimos la necesidad de tender puentes entre culturas y así lo hizo
desde 2001” indicó Abad.
“Vivimos
en una sociedad digital y uno de sus pilares es la conectividad. En este
panorama, podríamos decir que la conectividad es como la electricidad del siglo
XXI.”
El
especialista destacó que el satélite juega un papel importante para la conexión
de las personas. Es cierto que la fibra y la tecnología celular son buenas
soluciones para conectarse en grandes centros urbanos, pero cuando la población
se dispersa es más difícil utilizarlas porque el coste del despliegue es
elevado. Por este motivo, para una densidad de población por debajo de
determinado nivel, es satélite juega un papel fundamental.
En Europa el
98% de la población dispone de conectividad, si bien esto significa que
persiste un 2% de población no conectada. En una sociedad digital no podemos
dejar a nadie atrás porque le estamos negando el acceso a la teleeducación, a
la telemedicina y, en definitiva, a la digitalización.
“En Hispasat
tenemos un programa de conectividad rural. Estamos ofertando internet de alta
velocidad a 35 euros en cualquier punto de España con la ayuda de los fondos
Next Generation”.
Abad agregó
que el satélite también es importante para la conectividad de las cosas. Este
es un problema más profundo porque en España tenemos un 70% de conectividad
territorial, lo que significa que un 30% de los territorios se queda fuera y
solo pueden quedar conectados a través del satélite “No podemos dejar que haya
territorios que se queden fuera, al margen de la conectividad”.
Además,
dijo, esto hay que añadir la movilidad. Todo el mundo quiere estar conectado en todo
momento y en todo lugar, pero también le interesa estar conectado a quien está
trabajando en pesqueros o en plataformas marítimas.
Tampoco hay
que olvidar la importancia del satélite en las emergencias y la seguridad
pública. Es un hecho que cuando todas las infraestructuras de comunicaciones
fallan en desastres naturales o en situaciones de catástrofe humanitaria, la
única capaz de dar respuesta es el satélite.
Por último,
la defensa que se ha convertido en el quinto entorno competencial para los
ejércitos, después de la tierra, mar y aire hemos añadido el espacio y el
espacio exterior. Cada vez más activos espaciales más seguros y protegidos.
“Para hacer
frente a estas necesidades tenemos dos tipos de infraestructuras. Los satélites
geoestacionarios, que nos permiten usar la capacidad de una manera muy
eficiente. En este sentido recordó que para dar la capacidad en un territorio
como Chile con un sistema global tenemos que dar 600 veces la capacidad que
quiero ofrecer”.
En cuanto a
las constelaciones, explicó la solución europea. “Se está trabajando en un
consorcio de empresas para crear una constelación agregando demanda
gubernamental y comercial que nos permita mantener la competencia tecnológica
en Europa.”
Sin olvidar
los proyectos relacionados con los nuevos servicios que va a demandar la
humanidad, como las nuevas infraestructuras que van a requerir las
exploraciones espaciales: las comunicaciones lunares.
A esto hay
que añadir las comunicaciones cuánticas, dado que la transmisión de fotones se
degrada muy rápidamente en la fibra óptica y sin embargo puede realizarse
favorablemente en espacio libre.
Por último,
el 5G, que no solo va permitir usar masivamente determinados componentes, sino
que va a facilitar la integración de satélites con infraestructuras terrestres
y adicionalmente permitirá la conexión directamente al dispositivo haciendo
innecesaria el uso de un terminal específico. Tal como nos explica, esta es la
revolución.