Luciana Kaplan, reconocida cineasta mexicana, estrena en salas de cine este 21 de noviembre Tratado de invisibilidad, un documental que denuncia la precarización laboral en espacios públicos, específicamente enfocándose en las trabajadoras de limpieza subcontratadas, buscando generar un cambio social significativo. La cineasta filmó con la Sony FX6, una cámara pequeña y discreta que facilitó filmar en entornos sensibles.
Kaplan revela que la idea del documental surgió tras escuchar relatos de injusticias laborales en el Centro de Capacitación Cinematográfica, donde las trabajadoras de limpieza eran subcontratadas por empresas que las mantenían en condiciones laborales adversas. “Imaginaba que, al ser instituciones gubernamentales, estas trabajadoras estarían contratadas por la Secretaría de Cultura. Pero al indagar, descubrí un esquema sistemático de abuso: empresas que no pagaban sueldos, no ofrecían seguridad social ni contratos formales y, al cambiar de nombre constantemente, evitaban generar antigüedad” explica.
Este patrón no es exclusivo de una institución. “Es un reflejo de lo que ocurre en casi todos los espacios públicos: oficinas de gobierno, estaciones de metro, aeropuertos… Lugares donde el lucro con la precariedad laboral se ha normalizado” añade. Así, el documental no solo expone estos casos, sino que busca abrir un diálogo sobre el impacto de estas prácticas en los derechos laborales de todos.
Con una producción que tomó tres años y medio, la cineasta destacó que el rodaje fue una tarea minuciosa. “Trabajé con la Sony FX6, una cámara pequeña y discreta que facilitó filmar en entornos sensibles. Es una cámara que permite acercarte sin llamar la atención, algo esencial en este proyecto debido a la persecución que enfrentan estas trabajadoras” comentó.
Aunque el proceso de edición fue arduo, Kaplan asegura que fue más selectivo que voluminoso. “No grabamos cientos de horas, pero fue clave elegir los testimonios que conectaran emocionalmente con el espectador y definieran el relato. La narrativa debía reflejar la lucha y la humanidad de las trabajadoras, pero sin repetirse ni perder fuerza”.
TECNOLOGÍA AL SERVICIO DEL CINE
La directora resalta el papel de la tecnología en la producción documental moderna. “Cámaras más pequeñas y de alta calidad nos permiten crear atmósferas cinematográficas sin perder portabilidad. Esto, combinado con lentes específicos, te ayuda a transmitir emociones a través de la imagen. Sin embargo, la tecnología debe servir al propósito narrativo; en cada proyecto hay que preguntarse: ¿qué es esencial para contar esta historia? En este caso, era la cercanía a los personajes”.
Desde su estreno, Tratado de invisibilidad ha sido bien recibido en diferentes festivales y espacios internacionales. El 21 de noviembre, el documental llegará a las salas de cine, lo que marca un hito importante para su difusión.
Sobre el momento que vive el documental en México, la cineasta expresó: “Hay narrativas y directores talentosos, pero enfrentamos dos grandes problemas: la falta de fondos y de distribución. Es muy difícil conseguir financiamiento, y aún más encontrar espacios para proyectar documentales, especialmente en televisión, que es su espacio natural. El cine es un esfuerzo monumental, y debe existir una retribución justa. No puede ser gratuito, porque es una obra creada con trabajo, dinero y pasión” concluyó Kaplan, añadiendo que ya trabaja en un nuevo proyecto centrado en la adolescencia y los retos actuales relacionados con la salud mental.