Hasta el momento y a nivel mundial se están generando 50 petabytes de datos a partir de la democratización del uso de redes y la generación de contenidos, en el caso de operadores y broadcasters. La tendencia va en aumento y con ello el uso de almacenamiento en nube y de poderosos data centers que de acuerdo con expertos, poco a poco migrarán a ser más pequeños.
La cuestión ahora es si son rentables las tecnologías compactas o es preferible, económicamente hablando, dedicar un amplio espacio físico para sistemas de almacenamiento y distribución.
De acuerdo con la International Data Corporation (IDC) “en 2018, nube, movilidad y servicios IoT trasladarán el 30% de los activos de TI a micro data centers” y aseguran que el coste total de propiedad de una solución en micro data center que reduzca el volumen de los datos movidos en torno a un 50% es menor que una solución centralizada o en nube pública.
Precisamente, para dar solución están apareciendo nuevos actores de la industria, aquellos entornos de computación autónomos y seguros, montados y probados en fábrica. Estas infraestructuras del tamaño de un “armario” incluyen todos los componentes de alimentación, refrigeración, seguridad y gestión (DCIM) necesarios.
Actualmente ya hay algunas propuestas, como la de la compañía Schneider Electric, que ha puesto a disposición de sus clientes configuraciones prefabricadas que incluyen módulos de alimentación, refrigeración y TI, así que es cuestión de tiempo que se replantee el rumbo del almacenamiento.