La
evolución a 5G requiere del despliegue de infraestructura y del
ejercicio de recursos de capital asociados, así como realizar la
asignación de espectro radioeléctrico necesaria para la provisión
de servicios de última generación. Esta migración requiere de la
licitación y utilización de frecuencias del espectro radioeléctrico
menores a los 6 GHz en bandas bajas, 6-30 GHz en aquellas medias,
y superior a 30 GHz en bandas altas, indicó Ernesto Piedras,
director general de The CIU.
Comentó
que a finales de 2017, la Unión Internacional de Telecomunicaciones
(UIT) publicó los requerimientos de estandarización para el
desarrollo de servicios móviles para la operación de una red 5G, donde
destacan la velocidad de descarga de al menos 100 Mbit/s y de carga
de 50 Mbit/s; conectividad a un millón de dispositivos por km², por
lo que requerirá de una densidad de radiobases de 40 a 50 por km²,
todo con una latencia no superior a 4 milisegundos.
Asimismo,
su despliegue requiere de espectro bajo licencia y sin licencia,
exclusivo y compartido. Otras condiciones esenciales para hablar
propiamente de una red 5G, es alcanzar niveles de eficiencia
espectral y energética, así como una confiabilidad de red superior
a 99.999%.
“En
México, los esfuerzos desde el regulador deben fomentar la
disponibilidad y optimización del espectro radioeléctrico requerido
con la licitación de la banda de 2.5 GHz y la liberación de aquella
de 600 MHz. Al respecto, en el lustro pasado se han más que
duplicado las frecuencias disponibles puestas a disposición de los
operadores móviles para su utilización comercial”.