(Omar Méndez). Hay un dicho que se repite hasta el hartazgo en cualquier país, hasta en los del primer mundo: las tecnologías suben por un ascensor y las leyes que las deben regular por una escalera. Si hay un dato revelador que quedó claro en la primera jornada de la II Cumbre de Autoridades Reguladoras de Televisión y Telecomunicaciones 2006, que se realiza como parte de Andina Link, es que en América Latina las tecnologías parecen ir arriba de un cohete mientras las regulaciones marchan a paso de tortuga. Y la sensación de que esa percepción se parece mucho a una verdad irrebatible lo ha dado el colectivo de reguladores que se hizo presente este lunes en el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias: 18 de 22 entes de la región invitados han dicho sí a los organizadores. Una convocatoria, sin dudas, impresionante.Televisión digital, comunicaciones vía protocolo de Internet, nuevas vías de distribución de contenidos, la revolución móvil y la TV y otras de las muchas luminarias que le ha dado a la humanidad el revolucionario desarrollo de tecnologías, pasaron por el debate coordinado por el ex miembro de la Comisión Nacional de Televisión de Colombia (CNTV), Fernando Devis Morales. Hubo exposiciones aleccionadoras como la de Luis Fernando Torres, de Colombia, y otras no menos interesantes como la de Carlos Bonomi, de la Comisión Nacional de Comunicaciones de Argentina (CNC), que fueron desnudando la desinformación y, en la mayoría de los casos, la inacción -sea por crónicas parálisis o por impudorosas omisiones- de estos entes, cuyos representantes estuvieron ayer en la primera fila de la sala de conferencias reconociendo explícitamente que la mayoría de esas materias todavía están en pañales en sus respectivos escritorios.Lo concreto es que la convergencia ya es un hecho en el mundo pero en América Latina las reglas que protejan un juego limpio y conveniente para el desarrollo de la industria y sus negocios, y que resulten beneficiosas para su destinatario último -el ciudadano- no han sido escritas ni siquiera bocetadas todavía. Salvo Brasil, curiosamente ausente en la víspera, el resto de entidades gubernamentales que deben velar por el correcto funcionamiento de las telecomunicaciones no ha desmentido la presunción de que andan en ascuas en estos asuntos.
