Diego Ramírez, fundador y productor de 64-A Films
Diego Ramírez, fundador y productor de 64-A Films, compartió con PRODU su opinión sobre la experiencia de producir contenidos para plataformas alternativas a la televisión tradicional.¿Cuáles son los encantos de producir ficciones para Internet?El encanto mayor es el reto de la creatividad y es sumamente apasionante, porque tenemos una marca con una necesidad de comunicación, tenemos un segmento y allí tenemos un universo infinito en el cual nos podemos mover. Es muy entretenido sentarnos a decidir qué nos vamos a inventar, ver cómo se va a desarrollar el proyecto con la agencia y con el cliente.¿Cómo es el futuro de las producciones tradicionales?, ¿se dará una migración o pueden convivir ambas? Le apostamos a la migración. Sentimos que hay una sed casi insaciable del consumidor de buscar contenido. Nunca había existido tanto contenido y parece que no fuera suficiente. Y también hay como una decisión, creo que a veces inconsciente del consumidor de esquivar la publicidad, pero si esa publicidad está inmersa de manera orgánica en un contenido que la gente disfrute, agradezca, se entretenga, la transacción se hace muy simple. Nos pasó con Entre panas, que es entretenimiento puro, sin esconder que hay una marca, pero la gente participa de manera natural.En las ventas publicitarias, ¿se puede comparar el impacto de las series web con la que logran las producciones de TV tradicional? La percepción que tenemos es que las agencias y las marcas están entendiendo que la inversión en series de publicidad en plataformas web pueden ser más rentable, porque perdura, van a estar por siempre allí y la interacción de las personas con eso es mucho más real. Con un comercial, la interacción es poca, aquí la gente lo comparte, lo envía y lo usa como hashtag, hay interacción con el contenido, que al final se convierte en interacción con la marca. ¿Qué tanto ha recorrido LatAm en el camino de las series web? Se están abriendo caminos, pero es necesario entender más cómo funciona el modelo, esa participación orgánica de la marca en el contenido para ser entregada en una transacción limpia al consumidor. Creo que se está logrando y se está entendiendo la necesidad de arriesgar, de proponer cosas diferentes, de ser agresivamente creativo, que no existan límites en términos de lo creativo, más allá de siempre estar comunicando el posicionamiento de la marca. La atención en estas plataformas se disipa muy rápido, en segundos el público puede perder el interés y tenemos unos cuantos segundos para agarrarlos del cerebro y para eso necesita una avalancha de creatividad.El nicho de Internet se cree que es de los jóvenes, ¿puede abarcar otras edades? Abarca todas las edades, mi papá tiene 79 años y ve películas en Internet, las sube a Facebook; mi mamá tiene WhatsApp y comparte videos por allí. Entre los 7 y 80 años, ya la audiencia está conectada invariablemente a alguna pantalla. La gente le ha perdido el miedo a los smartphones y está comenzando a participar activamente.
