El histórico acuerdo entre Universal y la red teatros AMC para el acortamiento de la ventana teatral de estrenos a 17 días de exclusividad en cines, para luego pasar al PVOD, ha levantado polémica. Lo que venía siendo una tendencia, se ha acelerado con la pandemia, en la que la que el negocio de la exhibición entró en una especie de limbo por la imposibilidad de abrir las salas.
El arreglo al que llegaron ambas compañías, luego de haberse peleado por el estreno digital de Trolls World Tour al comienzo de la cuarentena, plantea una nueva forma de rentabilizar la inversión que se hace en publicidad para los estrenos en una nueva ventana de ingresos y sacar más provecho a títulos taquilleros que se han quedado represados.
Las pequeñas cadenas de cine, con poco músculo para negociar con grandes estudios y distribuidoras, han resentido el acuerdo. Mooky Greidinger, CEO de Cineworld, la segunda cadena de cines de EE UU, dijo recientemente que no encontraba sentido a ese modelo de negocio. “Vemos esto como un movimiento equivocado en el momento equivocado. No vamos a cambiar nuestra política de mostrar solo películas que respeten la ventana teatral”.
Sin final en el horizonte para la pandemia, el pacto entre Universal y AMC plantea un nuevo dilema que también dependerá del espectador. Está por verse si alguien querrá ver una película en el cine, un sitio de alto riesgo de contagio, que en dos semanas pueden alquilar bajo demanda.