Rigoberto Castañeda, director de Sin origen, afirma que el público mexicano necesita apuestas arriesgadas, que ofrezcan una mirada diferente. La película que estrenará en septiembre no solo es sobre vampiros (subgénero que atrae a buena cantidad de fanáticos, poco usual en la oferta nacional en México), sino que trata sobre los monstruos que hay dentro de una familia disfuncional, que como todas, busca ser feliz.
“Los productores han sido muy valientes al apostar por Sin origen, porque hacer este tipo de cine no es fácil” dijo, tras comentar que gusta de mezclar universos y subgéneros en sus películas y series, con el fin de entregarle al espectador un producto más fresco.
“En una película de vampiros hay ciertas reglas que seguir para que el fanático no se sienta traicionado. Es como hacer una película de superhéroes”. Comenta que requirieron de mucho diseño estético y efectos para generar verosimilitud alrededor de los poderes que tienen los personajes. “Esto fue lo más complejo, que además implica temas de presupuesto” dijo Castañeda. La película mezcla dark fantasy, horror y ciencia ficción.
Aborda la historia de una familia en la que el padre, un criminal de guante blanco, trata de salir del mundo del crimen organizado para proteger a los suyos. Consigue esconderse, pero es amenazado por otro universo: vampiros que a su vez huyen de sus perseguidores, un antiguo clan que se ha propuesto eliminarlos.
“Algo que le debemos a las audiencias es tratar de ser más propositivos, entregar mayor variedad de opciones, pues el público necesita ver nuevas cosas”.