Ernesto Contreras
Aunque el contenido abunda en plataformas de streaming, no necesariamente es un indicador de diversidad. Para el director, escritor y productor Ernesto Contreras es necesario contar otras historias, con otros ángulos y miradas.
“Es importante hablar de aquello que normalmente no se habla, de forma abierta y natural”, explica en conversación con PRODU. “Estamos en un momento muy afortunado de apertura de las plataformas a estos temas, que me ha dado la posibilidad de explorar estos caminos, lo que ha sido increíble”, reflexiona. Sin embargo, también las plataformas y pantallas en general, están un momento de cautela al dar el green light a proyectos.
Contreras en sus producciones recientes, ha abordado temas sociales relevantes. En 2023, dirigió El último vagón, una película basada en la novela de Ángeles Doñate, que rinde homenaje a los maestros rurales y destaca la importancia de la educación en comunidades marginadas. En 2024, Contreras dirigió la serie de Netflix El secreto del río, escrita por Alberto Barrera, que aborda la amistad y la identidad de género en el contexto de la cultura zapoteca en Oaxaca. Ahora trabaja en otro proyecto, del que aún no puede dar detalles, pero afirma que será un tema fuerte, que desatará una importante conversación.
Comentó, que sin embargo, observa en algunas plataformas más cautela al elegir proyectos. “En México tenemos talento y capacidad en términos técnicos y de factura en las producciones. ¿Qué nos falta? Yo creo que más historias”, insiste.
Explica que si se hace una evaluación de lo que se produce al año “hay contenido increíble, vanguardista, atrevido y arriesgado, pero no es la mayoría. Para ello falta que algunas plataformas se atrevan a un poco más. Insisto que es el momento de contar esas otras historias. No hablo solo de disidencias, sino de muchas más historias, porque lo que debemos evitar, es que se parezcan unas a las otras. Hay que aventarse mucho más”.
Explicó que como en cualquier industria, entre mayor diversidad, será mejor. “Está muy bien que se hagan muchas comedias, que son muy bien recibidas o muchos dramas. Que se hagan IPs conocidas y adaptaciones de libros, que hacen que el público joven conozca y descubra a esos autores. Pero también es importante impulsar a nuevos autores, no tan consagrados, gente talentosa de las nuevas generaciones, que tiene mucho que decir y que contar”.
La obra de Contreras se caracteriza por explorar las complejidades de las relaciones humanas, la identidad y la diversidad cultural en México. A lo largo de su carrera, ha dirigido películas como Párpados azules y Sueño en otro idioma, que reflejan su interés por narrativas íntimas y profundas.
Comenta que el público aplaude ver estos temas en pantalla. Y aún más, poder identificarse y verse en esos personajes.
“En el caso de Tengo que morir todas las noches, que es una historia de disidencias, reflejan a muchísima más gente de la que nos imaginamos. Me parece increíble la recepción que tuvo El secreto del río, una gran apuesta de Netflix para una historia distinta. Es una ficción en la que se puede plantear el tema de la transexualidad, el machismo y la misoginia. Y en este caso, se tuvo una respuesta del público que hace pensar que lo agradece, que el público quiere ver este tipo de historias”, dijo.
Afirmó que se podría tener el temor de que la temática era muy de nicho. La realidad demostró que era una conversación necesaria, no solo en México.
“Es increíble que un contenido que puedes pensar que es muy local, logre conectar con un público tan internacional y global. Hay muchísima gente que me escribió desde Francia, Australia, Brasil o España. La serie se colocó muy bien en el top 10 durante varias semanas”, comentó, tras reconocer el gran trabajo del escritor Alberto Barrera en este proyecto.
Para Contreras, es necesario colocar sobre la mesa temas como la identidad, conversar más sobre lo que ocurre en la sociedad, en las familias y las búsquedas personales. Todo ello hace que las personas, puedan verse representadas en la pantalla.
“Me ha pasado en estos proyectos, que de pronto una persona del equipo de filmación me comenta que su hija es lesbiana. Me pasó haciendo la serie Tengo que morir todas las noches, y me confesaron que gracias a la serie, han podido comprender ciertos temas. Porque son temas que requieren conversación. Esto que pasó al interior del equipo, creo que también ocurren con el espectador. Por ello es importante que las personas se puedan reconocer e identificar con el contenido en la pantalla. El audiovisual entretiene, es divertido, pero también permite una exploración de temas que estuvieron medio ocultos”, explicó Contreras.
Sobre El último vagón, comentó, que fue muy importante hablar de héroes invisibles como lo son los maestros rurales. “Son temas que hay que abordar con humanidad y dignidad”, afirma. Además, conectar con historias que conmuevan, que sean entrañables, muy sencillas y humanas.
Volver a conectar con la humanidad que existe en cada persona, con las preguntas que todos se hacen, con la necesidad de empatía y con la posibilidad de conocer realidades ajenas – y a veces tan cercanas, pero desconocidas- es la propuesta de Contreras.