José Ignacio “Chascas” Valenzuela
El 2024 será para el escritor y creador chileno José Ignacio “Chascas” Valenzuela un año de estrenos, cierres e inicios. Cierres porque concluyen sus tres años de exclusividad con Netflix. Estrenos, porque varias producciones que viene trabajando con su productora Malule Entertainment, junto a su socio Lucas Akoskin, verán la luz este año. E inicios, porque ya tienen contratos firmados para producciones dirigidas a nuevas audiencias, como Europa (Inglaterra, España) y EE UU.
“Con estos proyectos nos estamos diversificando a lugares bien interesantes, y también, bastante nuevos para mí” comentó a PRODU. Explicó que este año verá por primera vez en su vida algunos de los proyectos que vienen desarrollando con Malule Entertainment y que ya llevan tres años de trabajo, algunos, basados en sus libros.
“Es un año bien interesante este 2024, cierran los tres años más creativos de mi vida, y al mismo tiempo, los más marcadores de mi carrera” explicó, al referirse al fin de la exclusividad con Netflix. Explicó que esta experiencia en la plataforma le permitió abrirse a nuevas posibilidades, como el trabajar como showrunner y productor ejecutivo. “Yo no tengo más que un agradecimiento infinito a Roberto Stopello, que es quien me llevó a Netflix, mi jefe de Netflix, como le digo yo, que además es mi amigo, por supuesto, quien me dio asimismo la posibilidad de explorar temas nuevos, distintos, que yo no había podido explorar en televisión abierta, por lo que pude hacer ¿Quién mató a Sara? Y después algo tan opuesto como Donde hubo fuego. Así como la que estoy haciendo ahora, de la que no puedo hablar mucho, que es totalmente distinta a las dos anteriores. Han sido años fascinantes. Fueron tres series para tres años, pero Sara fueron tres temporadas. Y Donde hubo fuego fueron 40 capítulos. He trabajado como una bestia estos tres años” dijo.
Comentó sobre los proyectos para EE UU y Europa que si bien es un reto hablarles a estas audiencias, aprendió con ¿Quién mató a Sara? que para ser global “hay que mirarse el ombligo”.
“Si te pones a escribir en global, te pones superdesabrido y anodino. Construyes algo que no tiene identidad propia. Una de las cosas que he aprendido estos últimos cuatro años es que la especificidad, lo localista, tiene un sabor, que si está bien escrito, engancha con la globalidad siempre que estés contando una historia que pueda extrapolarse a realidades diversas” dijo, tras recordar que creció viendo las novelas brasileñas en Chile, donde poco sabía sobre algunos temas que allí se abordaban. Sin embargo, le gustaba conocer Brasil, “empatizaba con las emociones aunque no estuviera entendiendo algunos temas” dijo, tras comentar que ver algo distinto con lo que se pudiera sentir relacionado era atractivo.
Netflix será un cliente potencial de su casa productora, la cual se dedica al desarrollo del contenido, además de contar con la librería de los IP del escritor, unos 30 libros. Comentó que tienen unos tres o cuatro proyectos de películas con estas propiedades, aunque también pueden tomar proyectos de escritores que les gustan o libros que les interesan, para adquirir los derechos.
