En un esfuerzo por reconectar con las audiencias colombianas, el director Harold Trompetero se alejó de la línea cómica que caracterizaba a sus últimas películas y apostó por el terror. El pasado 7 de noviembre se estrenó en salas de cine de Colombia La Patasola, una película que dirigió junto al cineasta Paul Cataño y que realizó con su compañía Trompetero Producciones.
Con un elenco encabezado por Robinson Díaz, Ramiro Meneses y la joven actriz Valentina Contreras, la cinta cuenta la historia de Rodrigo y su joven amante Susana, quienes llegan a un remoto hotel con el pretexto de investigar una desaparición. Allí ambos empiezan a sentir una presencia extraña que desata sus más oscuros instintos. Se trata de un ser sediento de venganza que se dedica a castigar a los infieles de la peor manera.
El concepto está directamente inspirado en el mito folclórico de La Patasola, muy popular en diversos pueblos de Colombia y que relata la historia de una mujer que sufre la mutilación de una de sus piernas luego de serle infiel a su marido. Al morir se convirtió en un alma en pena que se le aparece a los hombres bajo la figura de una atractiva joven que los seduce y los lleva al bosque, donde adquiere una forma terrorífica antes de matarlos.
Robinson Díaz y Ramiro Meneses, protagonistas de esta cinta
UNA ADAPTACIÓN COMPLEJA
“El interés era ver cómo traíamos este mito local a los tiempos actuales para que las audiencias locales pudieran sentirse atraídas o identificadas. Hicimos un trabajo de adaptación del mito tradicional a algo que pase en el tiempo presente” aseguró Harold Trompetero.
En su visión, lo más complejo de esta producción fue el desarrollo del relato: “Hicimos 21 versiones del guion para transformar este mito en una historia contemporánea y atractiva. Pusimos un ejemplo de cómo sería el ajusticiamiento de uno de estos infieles hoy en día. Fue un trabajo muy duro porque sinceramente esto era un experimento, yo nunca había hecho terror, no soy un experto en el género”.
Por esto último, Trompetero se rodeó de personas que lo ayudaran con la construcción de la historia: el guionista Ricardo Pretelt y el codirector Paul Cataño. “Fue una labor desgastante, el guion no se acabó de escribir hasta que no terminamos de editar la película, repensamos cómo contar la película y cómo ‘reescribirla’ con los materiales que se habían filmado, fueron seis versiones de edición” resaltó.
El rodaje se llevó a cabo en junio en un hotel campestre del municipio de Sopó (ubicado a 36 kilómetros de Bogotá). Opinó que la locación nutrió la atmósfera de thriller de este film y permite que “sea una historia que pueda suceder en Colombia o en cualquier lugar del mundo”. Las grabaciones duraron dos semanas y participaron 70 personas. Trompetero destacó el trabajo del actor Robinson Díaz, quien cuenta con experiencia en producciones audiovisuales y teatrales de terror, y aportó ideas para la construcción de los personajes.
UN CAMBIO DE GÉNERO
Trompetero, cuya filmografía incluye principalmente realizaciones de comedia como El paseo 2 y Quiero que me mantengan, habló de las reacciones que ha causado su incursión en el terror: “Es pronto para hacer un análisis de eso, siento que el público raso ha sido muy receptivo con la película, quizás la crítica más especializada es más exigente, pero es indudable que estamos en un momento de crisis con las audiencias colombianas, entonces lograr seducirlas es complejo”.
De esta experiencia, sacó enseñanzas como que el trabajo de guion es “donde más se dificulta” la creación de estas historias. Asimismo, dijo que “hay un problema con las audiencias y nuestra relación con ellas”, por lo que resaltó la necesidad de innovar, experimentar y buscar sorprender con las historias para que conecten con el público.
Por último, no se aventuró a decir si continuará por el camino del terror en el futuro, ya que primero necesita ver cómo funciona La Patasola en taquilla tanto en Colombia como en los otros países donde será distribuida: Perú, Ecuador, Chile y México. Reconoció que para él “la comedia siempre está latente, pero hay que reinventarse en ese sentido”.