La gran oportunidad que ofrece esta crisis es la puerta que abre al mundo online, que —paradójicamente—posibilita una mayor cercanía a espacios y personas a las que de otro modo resultaría casi imposible acceder. La reflexión es de Marián Sánchez, fundadora de Storytelling Studio, al consultarle sobre cómo es hacer pitching en pandemia.
“Ciertamente, en un pitching en físico se puede manifestar mejor el lenguaje corporal, con las dos formas de lenguaje no verbal más importantes: la sonrisa y la mirada” reconoce. Sin embargo, ahora hay un mundo de eventos de networking, talleres formativos, reuniones, festivales y talent campus que permiten otras vías de acceso a personas e ideas.
Explica que el confinamiento ha dado tiempo para pensar en cómo mejorar proyectos, así como ampliarlos a su máxima expresión. “La buena noticia es que todos nos tuvimos que adaptar, así que tanto para quien escucha como para quien pitchea, este es el nuevo camino. Esto nos iguala y nos pone en un mejor lugar de empatía” dijo.
Recomienda abordar la conversación como una historia: procurando mantener la atención del otro, usando un golpe de efecto cuando decae, llevarlos a ver el proyecto a través de los ojos de quien lo expone y finalizar con llamada a la acción y cierre de impacto.
Emocionarse con el proyecto es la clave. “Todo el que participe de un pitch tiene que aportar la emoción que la historia le detona. La idea es emocionar al otro y conseguir que se suba a tu barco”.