Salvar la vida de un actor o de una persona del crew depende de seguir ciertos protocolos y calcular correctamente las acciones a tomar frente a grabaciones de riesgo: desde medir la temperatura en un cuerpo de agua y estudiar cuánto tiempo puede estar sumergida una persona, asegurar correctamente las sogas y poleas en un edificio o risco, calculando el soporte según el peso o incluso, controlar la calidad de los alimentos que se ofrecen durante la filmación.
Esta área, la seguridad industrial aplicada al set, ya es parte de la producción audiovisual en México. Es una profesión que incluye procesos sistemáticos, técnicos, estudios y estándares de calidad, análisis estructural, de riesgos, químicos, además de la aplicación de otros estándares técnicos que evolucionan cada año: por ello, apegarse a realizar el análisis correcto y aplicar las recomendaciones al pie de la letra puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
Sobre este tema PRODU habló con Gabriel López, CEO de Prosegma, única empresa constituida que se dedica a cuidar los protocolos de seguridad en locaciones y sets de filmación en México, y que cuenta con más de 70 proyectos realizados y oficinas en Chile y Colombia.
López fundó Prosegma en 2019 junto a su esposa Mónika Rubio Franco, quien es directora de Entretenimiento de la empresa. Explica que hay que cambiar la cultura sobre la seguridad industrial en el set, pues hay quienes piensan que no hay que hacer cambios, pues llevan treinta años en el oficio sin que haya ocurrido algún evento trágico.
“Estudios que vienen de EE UU o de Europa ya están exigiendo estándares de calidad muy distintos a los que se pedían hace diez años” explica López, quien es chileno, ingeniero civil y cuenta con otra ingeniería en prevención de riesgos laborales.
López llegó hace diez años a México y tras sus primeros proyectos con plataformas, empezaron a pedir sus servicios como requisito en una producción. Mónika Rubio tiene más de 20 años trabajando en la industria audiovisual y es experta en procesos y prioridades en el set de grabación. Ambos se complementan.
“Nosotros no hacemos una supervisión pasiva, pues participamos ofreciendo soluciones a los problemas de seguridad que se plantean” explicó tras comentar que se requiere mucha experiencia y objetividad para el trabajo. Entre sus clientes, se cuentan Netflix, Amazon, Paramount, Sony Pictures, entre otros.
Pueden trabajar en todo el proyecto o solo en escenas de riesgo. El proceso inicia —según el proyecto— con el análisis de los guiones —para ubicar aquellas escenas que implican mayor riesgo—; el estudio de esas escenas, reuniones con el equipo de producción y de dirección, para escuchar sus necesidades y plantear dilemas, incluye el scouting o visita del lugar, hacen propuesta de soluciones y entrega de protocolos a seguir. También les ha ocurrido que, al proponer una solución a un problema, le ahorran dinero a la producción, que había pensado solucionar una escena de una manera.
Incluso, en aquellos aspectos que no parecen riesgosos, puede ocurrir un desastre. Comenta sobre un caso de la explosión de gas en un catering, por ejemplo, suceso que tuvo lugar en marzo, en el centro de Ciudad de México. “La manipulación correcta de alimentos es otro elemento de seguridad” comentó López.
Obvio que las grabaciones en lugares de mucha inseguridad son situaciones que deben cuidarse, “no solo con vigilantes o custodios. A mí me ha tocado trabajar en Tepito, por ejemplo, donde el proceso fílmico es riesgoso en todas sus etapas” explicó, donde además de tomar medidas, hay que mediar con la gente del lugar, informarse sobre quiénes ejercen el liderazgo y trabajar con respeto al lugar y a las personas. López recuerda una grabación en un mercado de Ciudad de México, donde a pesar de que se habían pedido los permisos, las personas que allí trabajan se molestaron por perder su tiempo de trabajo. “Tocó mediar y conversar con ellos” afirmó López, quien explica que es muy amplio el campo de situaciones que pueden traer riesgos: desde una azotea mal construida, un risco que puede ceder, o trabajo con animales exóticos.
“Estamos hablando de explosiones y de efectos especiales, en los que hay que meter mucha ingeniería de por medio, cuando incorporamos grúas, por ejemplo. Estamos haciendo trabajo de altura de una forma espectacularmente técnica, con los más altos estándares internacionales”. Afirmó López, para quien aunque hacen un trabajo que obviamente cobran, se mueven también por motivaciones altruistas, pues el objetivo es proteger y cuidar la vida de las personas.
Han hecho scouting en cuerpos de agua, con el objetivo de comprobar la temperatura y decidir cuánto tiempo puede estar el talento sumergido. O en temas de seguridad eléctrica en ese cuerpo de agua, durante la filmación.
Explicó que se requiere de mucha formación, por lo que ya cuentan con varias certificaciones. “Yo ya me he certificado como buzo de rescate. Y nos estamos certificando también en aviación y paracaidismo, que juntos son la crema y nata de la seguridad a nivel mundial. Además, nosotros mismos certificamos y capacitamos a otras personas” dijo.
En ¿Quién mató a Sara?, por ejemplo, se necesitaba una cámara abajo para registrar un suicidio. “Había que estar en una pendiente de 50°, en un risco, y descender con una cuerda. Nadie sabía. Yo levanté la mano”.