Los streamers vienen marcando el modelo de negocio en la producción de
ficción. Cuando hace ya varios años se involucraron en la realización de series
y películas, los métodos
clásicos de financiación de aquel entonces (venta a la televisión abierta y
paga, distribución internacional, fondos de ayuda, taquilla en el caso del cine)
dieron paso a un nuevo modelo: el original, una fórmula de ventana única donde
las plataformas financiaban todo el proyecto y conservaban todos los derechos. Ahora
se ha producido un nuevo giro y la estrategia de los streamers está enfocada en
la búsqueda de socios para compartir financiamiento,
ingresos y ventanas de exhibición.
La exclusividad de los contenidos fue primordial para
conquistar suscriptores durante la guerra del streaming. Conservar los IP de las
nuevas producciones y retener los contenidos de librería para sus propios
servicios fue el centro de la estrategia de los grandes estudios, que ahora no
solo están buscando licenciar contenidos, sino que también están soltando sus
bibliotecas para recuperar los ingresos que dejaron de percibir durante unos
años.
“Con la recesión e inflación mundial, para el
ciudadano de a pie tener una plataforma por suscripción es una decisión
familiar importante. Con este escenario las plataformas están pasando de un
modelo de alta exclusividad a otro de alta flexibilidad y es importante que los
productores busquemos alternativas de financiación” dijo Diego Ramírez, primer
VP de la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y
Audiovisuales (FIPCA).
Esta apertura se da en un contexto de contracción
económica mundial, aumento de los costos de la producción audiovisual (entre el
10% y el 15% y en algunos territorios hasta el 20%) y abundancia de contenido
que genera mayor exigencia en el terreno creativo. Son tiempos de encarar proyectos
que garanticen el retorno de la inversión.
¿Hay menos dinero en el mercado? Varios productores
apuntan que la situación actual no tiene que ver con un descenso de la inversión
sino con una adecuación a la nueva realidad que, tras la pandemia, había quedado
distorsionada.
Axel Kuschevatzky, cofundador de Infinity
Hill, sostuvo que el encierro global mantuvo al
mundo viendo contenidos y los grandes jugadores aprovecharon que tenían las
herramientas suficientes para tener su propio streaming y suplirlo con su
propia producción. Pero cuando el encierro terminó la
gente volvió a sus actividades y retomó la forma de entretenimiento habitual (recitales,
teatro, cine, reuniones) y toda la energía y la inversión puesta en el consumo hogareño
empezó a modificarse. “Ahora bajó la espuma, no tenemos la relación que
teníamos con el consumo hogareño y el sistema empezó a recalcular los fondos
que tenía, cómo usarlos y en cuáles mercados. No es que haya menos dinero, es
más una cuestión de decidir dónde colocarlo. Juegan donde les hace una
diferencia, donde hay un impacto y con lo que les funciona en cada mercado”
comentó Kuschevatzky.
Lo cierto es que esta adecuación trae como consecuencia
una política más selectiva y menos demanda de contenido. “Se está comisionando
considerablemente menos de lo que se comisionaba en años anteriores. La
posibilidad de colocar producto es muchísimo menor. Los grandes players no
están comisionando para el 2024, en algunos casos ni para el 2025, recién para
el 2026” comentó Maximiliano Sanguine, de Gato Grande.
Se vienen tiempos
de consolidación en los que permanecerán los productores más potentes y los
contenidos de mayor calidad.
“2023 nos va a
dejar muchas lecciones. Fue el año en el que la industria encontró su tamaño y
vocación y, por lo tanto, todos los que trabajamos en crear y producir
historias —plataformas, productoras,
distribuidoras, etcétera— tuvimos que repensar la forma en que
veníamos trabajando. La manera en que diseñamos nuestros proyectos cambió, pero
también nos hemos abierto a nuevas formas de colaboración, por ejemplo,
encuentros entre productoras que antes éramos competencia hoy somos parte del
diálogo. Viabilizar un proyecto será un esfuerzo colectivo entre los creativos,
las productoras, las plataformas, las agencias. Se requerirá de un fuerte
compromiso con el contenido de parte de toda la cadena para hacerlo posible”
comentó Ángela Poblete de Fábula.
El presente es de
exploración de modelos. El original no ha muerto pero la búsqueda de las plataformas
hoy está mayormente orientada en licenciar contenidos de calidad.
La coproducción,
un mecanismo que ciertamente no es nuevo ni tampoco ha detenido su marcha, se
ha reavivado en el nuevo escenario. Pero se trata de una coproducción que se ha
complejizado, pues las alianzas suelen involucrar a muchos socios y de diversos
países, además de que ya no se trabaja para un solo cliente.
La ventaja de conservar
o compartir el IP y los territorios también tiene su lado desafiante que es
salir a buscar el financiamiento. En este marco los productores vuelven la
mirada hacia la búsqueda de socios, los incentivos fiscales y los fondos concursables que puedan ayudar a reducir el margen
de costo del producto.
En ese marco también
se está explorando, en el caso de las películas, un recorrido que comienza con
el estreno en salas de cine por algunas semanas para luego estrenar en alguna
plataforma. Es una manera de sumar partners del mundo del cine, darle mayor
visibilidad al producto e incluso participar de festivales que suman prestigio a
la película, a la plataforma y al conjunto de los socios.
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