Mireia Acosta, fundadora de la productora española Masficción, es clara al afirmar que por su reducido tamaño como productora, los proyectos en los que invierte en desarrollo están muy calculados desde el principio; “están muy medidos los países a los que pueden ir y los presupuestos a los que pueden acceder”. No aspira a hacer más de dos series como máximo al año. Acaba de estrenar una: La edad de la ira, y quizás venga otra al final de 2022 o el año que viene.
No cree que la coproducción internacional sea un campo de experiencia que vaya a explorar desde su productora. El conocimiento de cómo funciona el mundo de la coproducción internacional lo conoce muy bien por su trabajo en el canal Starz Play, donde es responsable de los contenidos originals en España. “Masficción está centrada en productos locales que interesen a la audiencia nacional y si es una coproducción internacional que involucre a un máximo de dos o tres países. No tengo una ambición de explorar el mundo porque soy consciente y humilde, soy muy pequeña”.
Para el futuro su estrategia de negocios es asociarse con cualquiera que aporte algo “que yo no tengo, y al mejor postor” comenta entre risas. Indicó que tiene una serie cuyo cliente potencial es Amazon, “pero no voy a ir a Amazon hasta que no encuentre el partner perfecto para llevarla a cabo. No quiero que se estropee en el camino. Es un concepto muy puro, muy diferente, una serie antológica que no quiero desvirtuar. Mi prioridad no es llegar al cliente y venderla cuanto antes, sino armar un proyecto que sea irrechazable por cualquier cliente”.
A pesar de buscar financiamiento aparte, no es algo que le impida seguir adelante si no lo encuentra. “Estamos abiertos a todo tipo de subvenciones, ayudas, incluso coproducciones si hay un país a favor, pero todo eso viene después de la historia. Para mí la prioridad es que la historia demande una coproducción de manera orgánica. No voy a ir a rodar a un país porque tenga un incentivo fiscal si la historia no me lo pide”.
Mencionó que tienen una historia que no tiene ningún tipo de frontera, que cuenta “cómo nos gusta viajar” y que ahí cualquier oficina de turismo podría ayudar. “Es esa voluntad de ser global sin necesidad de ser esclavo de que el contenido sea global”.