Que Emilio Azcárraga, presidente ejecutivo del Consejo de Administración de Grupo Televisa, aparezca en la producción 40 y 20 de Gustavo Loza (capítulo 4 de su temporada 6) tiene varias lecturas para el crítico de televisión Álvaro Cueva.
Según Cueva, el gesto transmite el mensaje de que es un empresario diferente, con ello rompe las barreras socioeconómicas y señala que le importan los contenidos que produce Televisa.
En el capítulo en el que apareció Azcárraga, este se interpreta a sí mismo cuando acude a ayudar a Francisco (Jorge Van Rankin) a salir de la depresión luego de que America perdiera en una final en contra de Cruz Azul.
“No es común que los presidentes de las televisoras de México o de cualquier otra parte del mundo salgan a cuadro, mucho menos actuando y muchísimo menos actuando en un programa cómico” dijo Cuevas en un artículo de opinión, tras afirmar que el hacerlo habla de un tipo de empresario “diferente, relajado, humilde, divertido, capaz de burlarse de sí mismo”.
La otra lectura es que rompe las barreras socioeconómicas, pues le dice al televidente que Azcárraga es como cualquier persona a la que le guste el fútbol o que actúe en televisión. “Esto es un cañonazo en términos de comunicación corporativa, de relaciones públicas, pero también de comercialización” dijo.
Además, al mostrarse en un programa, Azcárraga demuestra con hechos que le importan los contenidos que producen en Televisa, dijo Cuevas.
No es la primera vez que Azcárraga actúa en algunos de los programas de su televisora. Lo hizo anteriormente en La hora pico, Otro rollo, Desmadrugados y hasta en la boda de Eugenio Derbez.