El más reciente informe del Panel Intergubernamental sobre
el Cambio Climático (IPCC), publicado apenas en marzo pasado, advierte que el calentamiento global en este siglo superará
el límite acordado de 1,5˚C, si no se aplican reducciones drásticas e
inmediatas de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El reporte plantea desde medidas
sencillas como la promoción de transportes de cero emisiones y la forestación
urbana, hasta nuevas formas de construcción e infraestructura verde. Pero sobre
todo deja en claro que hay que actuar ya.
El impacto ambiental medio de un rodaje de entre siete y ocho
semanas genera la misma huella de carbono que una persona en 15 años, consume
la misma energía que una casa en 16 años y desecha 15 mil botellas de plástico.
Pero la
industria audiovisual comienza a subirse al tren de la sostenibilidad. Cada vez
son más las productoras interesadas en producir de manera sustentable e,
incluso, muchas plataformas están exigiendo este modo de producción para sus
contenidos originales.
La
sostenibilidad implica reducir los impactos negativos y maximizar los positivos
en tres áreas: el planeta, las personas y la economía. Generar empleos locales
y de calidad, poner a andar la economía circular (que preserva los recursos
naturales) o medir la huella de carbono son algunas de las tareas.
¿Qué es lo
primero que debe hacer una empresa audiovisual que quiere producir de forma
sostenible? “Asesorarse, entender y formarse” aseguró Paloma Urrutia,
profesional con 20 años de trayectoria en el entorno de la sostenibilidad y
cofundadora de Mrs. Greenfilm, empresa de consultoría y ecomanagement
que ayuda al sector
audiovisual a incorporar la sostenibilidad en su día a día, y de la productora
Ficción Que Cambia el Mundo.
“Hay
que ponerse las gafas verdes para empezar a entender que cada producto genera
impactos y que es responsabilidad del productor conocerlos y tomar decisiones
para intentar reducir los negativos y maximizar los positivos” dijo la
especialista. Además, cada producción es diferente a las otras y, por lo tanto,
debe analizarse de forma independiente.
Medir
la huella de carbono es una tarea fundamental para saber cuánto CO₂ está
emitiendo una producción audiovisual y dónde están esas fuentes de emisión para
ver cómo reducirlas. “Al principio fue trabajo de activismo, pero en los
últimos dos años y medio hemos hecho en España unas 60 producciones en las que
hemos medido su huella de carbono. Hay varias productoras muy interesadas, ya
sea por motivación propia o porque las plataformas se lo exigen”.
Otra
de las claves para la transformación es la formación de los profesionales que la
llevarán a cabo. Ellos son los que buscarán medios alternativos para diseñar y
presupuestar proyectos sostenibles, para lo cual es fundamental conocer los
procesos al dedillo.
“Vamos
a ver un gran florecimiento de formación en el futuro muy próximo. Ya hay
cursos de formación específicos en escuelas de cine, en másters de producción
audiovisual y universidades. Y festivales como el FINCA de Argentina, con el
que trabajamos desde hace cuatro años, genera formaciones desde 2020” dijo
Urrutia.
EFICIENCIA E INVERSIÓN
Producir
en forma sostenible, ¿es más caro o, por el contrario, abarata los costos? En
principio hay que decir que todo cambio de modelo exige una serie de
inversiones y, por lo tanto, sí habrá que hacer gastos.
Al
mismo tiempo, la sostenibilidad también es eficiencia y hay procesos que sí
reducen, y al mismo tiempo, los presupuestos y la huella de carbono. Trasladar
a un grupo de actores en un mismo auto y no en un auto para cada uno, es un
ejemplo de eficiencia. Para ello, planificar con tiempo es vital.
“Hay
acciones que no tienen que ver con los recursos económicos o con lo que te dé
el propio sistema, sino con planificar con las gafas verdes. Pero en otros
casos hay que invertir” apuntó Urrutia.
TRANSFORMACIÓN EN TODA LA CADENA DE VALOR
Asimismo,
la transformación debe darse en toda la cadena de valor. Es muy importante que
las productoras hagan cambios, pero son empresas que se nutren de un montón de
proveedores que también tienen que transformarse. Y para que todo ello suceda
necesitan de ayudas.
“Es
muy importante que haya política pública y apoyos por parte de las productoras
y clientes finales para que esta transformación se haga en toda la cadena de valor, no
basta con que uno quiera si no tiene a su alrededor lo que necesita para el
cambio. Las empresas de transporte van a tener que hacer un esfuerzo de
inversión en cambiar su flota a coches híbridos o eléctricos, las
municipalidades tienen que garantizar el reciclado de residuos, etc. La
sostenibilidad es cosa de todos y de todas, o sea, hay una necesidad de lo que
llamamos el cambio sistémico. Esto me parece importante recalcarlo porque
muchas veces se ponen todas las tintas en la productora cuando, en realidad, sin
los productos y servicios a su alrededor tampoco va a poder hacer mucho” comentó
Urrutia.
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