Omar Chaparro, comediante, actor
El actor, comediante, productor y cantante Omar Chaparro, comentó que para que una comedia viaje debe ser en primer lugar, honesta, además de tener un buen guion. La entrevista la ofreció a PRODU en el contexto del cierre del Diplomado El negocio de las ideas, organizado por Punta Fina en alianza con Canacine.
“Cuanto más trato de ser chistoso, menos hago reír. Sin importar el personaje, lo relevante es ser lo más honesto posible, y si el personaje está derrumbado y triste, conectar con esa parte. La comedia nace del dolor de a quien estás viendo en pantalla. Ciertamente es complejo que una comedia mexicana tenga éxito en Argentina, porque somos muy regionalistas, pero cuando hay un muy buen guion, viaja muy bien” comentó.
Reiteró que para ser honestos, es muy importante acallar al ego, dejarlo de lado para escuchar al alma, y hacer “lo que tu alma te susurra”.
De allí que, cuando se hace aquello en lo que genuinamente se cree, ya no hay miedo. “Puedes ser lo que quieres, porque tienes esa certeza, ese respaldo de la dignidad de que estás haciendo lo correcto” comentó.
Como ejemplo, explicó que bajo esos parámetros hizo el show que estrenará el 30 de agosto en México Yo soy Omar Chaparro. “Me conocen como comediante, pero si mi alma quiere cantar, entonces voy a cantar” dijo.
Aseguró que su trabajo como comediante parte del trabajo que a nivel personal realiza consigo mismo. “De indagar en lo más profundo y de atreverme a hacerlo” comentó.
Chaparro espera que cambie poco a poco el clima que hay hoy en día en la comedia, de poca tolerancia cuando se abordan temas “políticamente incorrectos”. Aunque ciertamente hay que ser empáticos y no dañar a nadie, indicó.
“Tiene que regresar el péndulo de la sensibilidad, porque ha afectado a la comedia. En mi show, en el que me muestro como soy, inicio el monólogo hablando que me retiré un poco de la comedia porque la gente tiene la piel muy sensible. Es como estar en un campo minado” comentó, tras asegurar la situación en las redes sociales, a veces es tal que hace que “el inteligente se calle, para que el tonto no se ofenda”.
