(Ezequiel Iacobone, Buenos Aires). El segundo proyecto televisivo de la dupla publicitaria Agulla-Baccetti, Mosca y Smith en el Once, es una excelente excusa para hablar con Ramiro Agulla, no sólo sobre el nuevo programa, sino sobre la actualidad del negocio del entretenimiento.Luego de aclarar que esta incursión en el mundo de la produción televisiva no implica un alejamiento definitivo del negocio de la publicidad, Agulla explica las razones de esta nueva aventura catódica.”Las fronteras entre la publicidad y el entretenimiento se están borrando –dice–. Además, la audiencia está muy fragmentada y no tiene tanto tiempo para dedicarle a la publicidad como antes. Tampoco las empresas tienen sus presupuestos enfocados sólo en la publicidad sino que los han diversificado”.En esta nueva etapa de su carrera, Agulla siente que la experiencia adquirida como creativo y directivo de una agencia le será de utilidad en el negocio de la televisión. “Me parece que las marcas le pueden dar músculo al entretenimiento y el entretenimiento le puede dar un poco de espíritu a las marcas. Y creo que nosotros podemos ser buenos mediums“, reflexiona. Agulla adelanta también la vuelta a los ciclos periodísticos, como Asuntos pendientes, realizado con Cuatro Cabezas. “Me siento cómodo tanto en la ficción como en el periodismo. Por eso vamos a volver con una segunda temporada del programa”.En lo referente a Mosca & Smith en el Once, es imposible no remitir a ciertas influencias visuales. Algunas son sólo detalles, como la apariencia de Pablo Rago (Mosca), claramente inspirada en el personaje de Ben Stiller en Los excéntricos Tenembaum; y otras son mucho más marcadas, como la conexión con películas como Torrente, el brazo tonto de la ley, del español Santiago Segura; o la serie icono de los `70 Starsky & Hutch.Esta estética de pantalla con indudable aroma retro, no es casual, sino que forma parte de una cuidada estrategia de imagen.”Me parece que hay algo en lo retro que no se queda en la síntesis que hace el fashion con los peinados, los accesorios y los autos. Creo que, en realidad, debe haber una evocación a la memoria colectiva de algo que en los años ´70 nos ha hecho más felices e ingenuos”, reflexiona Agulla.Otros factores característicos del programa son la mezcla de géneros televisivos y un sentido del humor bastante incorrecto para el gusto conservador. “Los chistes son bizarros y hay una impureza genérica total. El programa es un híbrido que puede llegar a ser eficaz. Y más allá de que aparecen las comunidades étnicas en forma caricaturizada, el programa es un juego, un chiste. La realidad es mucho más compleja”, finaliza.