(Omar Méndez). “En tres o cuatro años a más tardar todos los televisores que se vendan serán HDTV”, repitió, una vez más, Robert Graves, presidente del ATSC Forum, en el comienzo de su exposición en el evento de Andina Link que se desarrolla en Cartagena de Indias. La aseveración de este ingeniero itinerante no es nueva pero se reduce sólo a EE UU, como todos los números que expuso seguidamente y que muestran con claridad a un mercado en franco desarrollo, con proyecciones de contar con 34 millones de receptores instalados en sus hogares antes del cierre del próximo año; con 1550 estaciones de TV digital terrestre montadas en 211 ciudades del país; y con 800 productos diferentes, desarrollados y fabricados en casa, la mayoría HDTV. Como es obvio, la abrumadora mención del avance logrado con el estándar norteamericano en su territorio natural, forma parte de la estrategia de la organización ATSC para convencer a los países que todavía no han definido el patrón digital: para los modelos de negocios es fundamental la economía de escala, insiste Graves en cada oportunidad. Colombia está en esa lista y reúne las condiciones ideales para una propaganda semejante: ni los operadores, tanto de TV abierta como de TV paga nacional, ni los entes reguladores, ni el mercado en general, han asumido con seriedad la llegada del nuevo orden que cambiará la historia de los medios.La intención de ATSC de seducir a toda la región no ha tenido éxito aún, con la excepción obligada de México, un viejo dependiente de su vecino del Norte. Argentina ha dado marcha atrás después de ser el primer abanderado regional del estándar, en plena época del menemismo, y ahora analiza las alternativas, mientras espera la decisión de su principal socio del Mercosur. Brasil está a punto de definir su propia historia que, por los indicios, no le será favorable a la norma estadounidense. El juego, a dilucidarse en marzo, parece favorecer al estándar japonés o tal vez a un híbrido japonés-europeo (SDBT-DVB) pero definitivamente no al ATSC. Graves y su gente han jugado todas sus cartas ante el Gobierno brasileño en las últimas semanas, sabiendo su retraso en la carrera. El ministro de Comunicaciones, Hélio Costa, recibió varias promesas de la organización norteamericana en caso de elección del ATSC: un set-top-box más económico, cercano a US$50; imagen de alta definición, mejor imagen en televisores analógicos, interactividad, posibilidades de exportación de equipamientos, y financiamiento de US$300 millones para desarrollo industrial, entre otras inversiones para fabricar equipamientos en Brasil.En Cartagena, Graves insistió una y otra vez, tanto a los operadores presentes como a los representantes de entes nacionales, sobre la conveniencia de plegarse a una misma norma para conseguir las escalas necesarias que aseguren a sus poblaciones el acceso a la nueva televisión sin distinción de clases.